Los paseos al anochecer en invierno, no secar bien el manto de los perros o los cambios bruscos de temperatura favorecen que en invierno se multipliquen los casos de esta enfermedad. Esta patología se caracteriza por ser muy contagiosa, aunque no suele presentar complicaciones, y se localiza exclusivamente en la parte alta de las vías aéreas.
Su nombre real es 'traqueobronquitis infecciosa canina', pero todo el mundo la conoce como tos de las perreras, puesto que las bajas temperaturas y el hacinamiento hacen que la enfermedad se propague rápidamente por los refugios o en las perreras donde conviven muchos animales juntos.
¿Cómo se transmite la tos de la perreras?
La transmisión se realiza por contacto directo, la entrada es por vía aérea, ya que se produce a través de las gotas que expulsa el can al estornudar o al toser. Esto hace que un solo ejemplar pueda contagiar a muchos, al jugar en el parque, en la calle o al dormir cerca de ellos. En este punto hay que advertir que de ningún modo puede transmitirse a las personas.
Es más frecuente en comunidades de animales como criaderos y residencias caninas, ya que el estrés, el hacinamiento y los factores ambientales, como la falta de ventilación o la escasa higiene, pueden alterar el sistema inmunológico de éstos, lo que les convierte en vulnerables al virus.
Los síntomas y el tratamiento de esta enfermedad
El síntoma más destacado es la tos seca muy marcada, que suele agudizarse con el ejercicio físico, en estados de excitación o cuando se presiona el cuello con la correa. En ocasiones, también se observa descarga nasal.
En la mayoría de los casos los perros enfermos comen bien y permanecen activos. En estos pacientes, por lo general, los signos clínicos se resuelven de forma espontánea, sin necesidad de acudir al veterinario.
Hay que extremar las precauciones en cachorros muy pequeños, animales inmunodeprimidos o en perros con alteraciones pulmonares previas, ya que pueden llegar a presentar complicaciones como la neumonía.
Esta enfermedad no es grave para el animal, ya que en la mayoría de los casos suele remitir a las dos semanas de instaurarse el proceso. Se pueden recetar antitusígenos, siempre y cuando no se sospeche de presencia de líquido en los pulmones, y aconsejar reposo durante al menos siete días.
¿Qué precauciones podemos tomar?
Lo más recomendable es tener a nuestra mascota en las mejores condiciones nutricionales e higiénicas, evitándole situaciones de estrés. De esta manera, aún en caso de contagio, el pronóstico siempre será favorable.
Lógicamente, no podemos impedir que nuestra mascota se relacione con otros perros en el parque y juegue junto a ellos, por lo que siempre existe un pequeño riesgo.
En el caso de los animales que viven en refugios, protectoras o residencias caninas es aconsejable vacunarlos anualmente, puesto que están mucho más expuestos al virus que un perro que vive en casa, que tiene una alimentación correcta y un sistema inmunológico fuerte.
En definitiva, nuestras mascotas con la llegada del frío, sufren una especie de gripe canina que no tiene mayores complicaciones que la que solemos padecer nosotros.
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