La educación en positivo podría definirse como el conjunto de técnicas para educar, corregir problemas de conducta o adiestrar a un animal basado en la ética y el respeto.
Esta metodología implica, por supuesto, no utilizar ningún tipo de aversivo que pueda provocar malestar, miedo y/o dolor al animal, pero también conocer su estado físico y mental, adaptando el nivel de exigencia a las necesidades del perro, sin forzarlo, y primando siempre su bienestar físico y emocional.
¿Por qué la educación en positivo?
Muchas veces me han preguntado por qué considero la educación en positivo el único camino para educar a un perro.
Pues bien, existen dos razones principales por las que defiendo esto:
Me parece la educación más ética y respetuosa con los animales, por todo lo que hemos expuesto anteriormente
Es la educación más eficaz, ya que el uso de técnicas tradicionales puede empeorar la conducta o derivarla a otras conductas inadecuadas, además estas técnicas producen miedo e inseguridad en nuestros perros.
Está bien, pero ¿Cómo conseguimos llevar esto a cabo?
El lenguaje canino, las señales de calma
Lo primero que debemos aprender para educar en positivo a nuestros perros es a comunicarnos con ellos. Los perros son animales altamente sociales, y como cualquier animal social, necesita comunicarse con los demás, esta comunicación les sirve para trasmitirse información entre ellos y sobre todo, para evitar conflictos.
Turid Rugaas, en su magnífica obra: El lenguaje canino, las señales de calma; considerada por muchos como la carta magna de la educación canina, consiguió plasmar un compendio de las señales de calma más típicas de los perros.
Estas señales son utilizadas en el mundo canino para trasmitir mucha información: pueden servir para marcar las distancias, para denotar que algo que hacemos les incomoda y necesitan espacio, para calmarnos o tratar de calmarse ellos, para iniciar un juego, o simplemente para presentarse de una manera educada.
Recomiendo encarecidamente su lectura a todo aquel que quiera entender o mejorar la relación con sus perros.
Algunas señales que utilizan los perros para calmarnos y dar a entender que todo va bien son: lamerse el hocico, girar la cabeza, ponerse de costado, olisquear el suelo, ponerse de costado
Los perros emiten estas señales constantemente, tanto para relacionarse entre ellos, como para hacerlo con nosotros. El problema viene cuando nosotros no entendemos dicha comunicación, obviando sus señales o incluso castigándolas.
Si por ejemplo llamamos en un tono grave y alto a nuestro perro en el parque para irnos, este puede asustarse y entender nuestro lenguaje como una amenaza, ante tal situación lo más probable es que el perro intente tranquilizarnos, es posible que nos gire la cara, por ejemplo.
Lo que cualquier humano podría considerar como una mofa o recochineo: mira el perro! Le digo que venga y finge que me ignora.
Ante esto podemos chillarles enfadados, porque esto no se puede consentir, y el perro, de nuevo, tratará de tranquilizarnos con más ímpetu, olisqueando el suelo, por ejemplo ¿Veis lo que puede generar un fallo en la comunicación?
En siguientes artículos veremos en que consiste y cómo interpretar y mejorar la comunicación con nuestros perros.
Proactividad, el arte de la anticipación
Otro de los aspectos claves de la educación en positivo es la PROACTIVIDAD, esto consiste en anticipar sucesos que pueden ocurrir para evitarlos.
Muchas veces chirria cuando hablamos de perros, pero lo tenemos totalmente claro cuando se trata de niños. Cuando un niño llega al hogar, o mejor dicho, cuando empieza a andar, los humanos ponemos toda la casa a prueba de niños: tapamos los enchufes para que no se hagan daño, quitamos de su alcance los objetos de valor o aquellos con los que puedan herirse, guardamos los lapiceros de colores para que no pinten las paredes
Sin embargo, el perro “debe” saber desde el primer momento que entra en casa que no puede coger cosas de la mesa, que rebuscar en la basura está mal o que las zapatillas no se muerden.
Si preparamos la casa para un niño, y entendemos que es responsabilidad nuestra evitar que cometan ciertas cosas, ¿por qué no somos igual de tolerantes con los perros?
¿Por qué no somos capaces de guardar las zapatillas o no dejar comida en la mesa para que no la pueda coger, por qué no ponemos una tapa a la basura o la dejamos fuera de su alcance?
Recuerda siempre esta premisa: el problema de conducta mejor solventando es aquel que no se produce nunca.
Paciencia y constancia
Como en cualquier materia, la paciencia y la constancia son las claves del éxito. Si nuestro perro nos muerde las zapatillas o tira mucho de la correa cuando paseamos, es esencial que sepamos contar hasta diez, analizar la situación y encontrar la causa y solución al problema de una manera amable y correcta.
Al principio esto nos puede parecer tremendamente complicado, pero en poco tiempo, veremos cómo los resultados son increíbles.
Afortunadamente, hoy día podemos acceder a muchísima información a través libros o Internet, además de contar con grandísimos profesionales caninos que nos podrán ayudar con cualquier duda que tengamos.
En ambos casos, recomendamos profusamente analizar bien las fuentes, y asegurarse de que la metodología es la correcta.
Siguiendo estas pequeñas pautas, conseguirás sentar las bases para una mejor relación con tu perro basado en la comprensión, el respeto y la confianza.
¿Me echas una pata y difundes en Facebook, Twitter, Google Plus, e Instagram? Todo sea por el bienestar de tu querido amigo peludo. Y por una feliz convivencia.
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