En la siguiente entrada hablaremos acerca del Alzheimer de los perros, tengamos presente que los perros mayores. En ocasiones podemos notar que el perro está teniendo cambios en su conducta, comienza a desorientarse, pierde cosas, duerme mucho más de día y permanece despierto por las noches, comienza a orinar en el interior de las casa y ya no aprende cosas nuevas fácilmente. En estos casos podría haber comenzado a mostrar lo que se conoce como Alzheimer de los perros.
Este síndrome en realidad se denomina Síndrome de Disfunción Cognitiva, pero de manera coloquial se conoce como el Alzheimer de los perros, el problema es responsable de los cambios muy marcados en el comportamiento y en las capacidades cognitivas de los perros.
Este síndrome muestra un gran proceso de degeneración del sistema nervioso central que nada tiene que ver con un deterioro cognitivo normal que tienen los perros mayores.
Signos del síndrome
Detrás de este proceso podremos ver una degeneración del sistema nervioso central. Al principio se pueden ver cambios sutiles y poco específicos que no llegan a llamar la atención ni preocupar al propietario que suele atribuirlo a un envejecimiento normal. El perro se mostrará mucho menos activo, ya no estará dispuesto a jugar ni interaccionar con los demás, estará más ansioso de lo que solía estar antes.Presentará alteración en su ciclo de vigilia y sueño, se podrá ver que el perro pasará la noche despierta y dormirá de día. Perderá su memoria y tendrá un retraso en el aprendizaje, dejará de hacer los ejercicios conocidos por él y empezará a orinar o defecar dentro de la casa, no reconocerá a las personas o mascotas que son parte de su entorno-
Los perros comenzarán a desarrollar esta enfermedad después de los 7 años de edad y, los expertos saben que, puede afectar a un 35 por ciento de los perros geriátricos.
El diagnóstico podrá ser realizado por el veterinario basándose en el análisis de las patologías orgánicas que justifican los cambios en su comportamiento, además de analizar los detalles de los cambios de comportamientos.
Cuando se haya detectado el problema se tiene que saber que, lamentablemente, no se podrá curar. Pero existen algunas acciones que ayudan a ralentizar los procesos degenerativos y que podrían mejorar la calidad de vida del animal, además de aliviar las preocupaciones del propietario. Existe la posibilidad de administrar medicamentos o dietas especiales y llevar adelante ciertas pautas, como mantener una rutina establecida para las comidas y los paseos, evitar cambios en la vivienda y tener mucha paciencia.