El miedo a los ruidos que mani?estan algunas mascotas es una enfermedad más común de lo que se cree; aunque se desconoce su prevalencia real, se cree que el 20% de los perros padece este problema. La mayoría de los propietarios reconoce los signos de miedo extremo, pero determinadas muestras de ansiedad que se asocian a situaciones de temor pueden pasar desapercibidas. Además, en ocasiones la causa del temor no se identi?ca adecuadamente. Por ejemplo, el miedo que se produce cuando el propietario no está presente puede atribuirse a la ansiedad por separación, cuando realmente puede darse como respuesta a un estímulo que se produzca cuando el dueño no está (por ejemplo, el ruido de una tormenta).
Tipos de miedo
De manera general, podemos diferenciar tres tipos de miedo: simple, complejo y las fobias.
El temor simple es aquel que responde a un único estímulo y se caracteriza porque el animal responde evitándolo. En ocasiones se resuelve de manera espontánea pero si no se trata puede llevar a problemas de ansiedad.
El temor complejo responde a un amplio rango de estímulos que frecuentemente están relacionados entre sí. Generalmente el animal responde anticipadamente al estímulo y muestra signos de ansiedad. Las fobias son el último estadio del miedo. Se caracterizan por respuestas extremas ante el estímulo (ataques de pánico). Son más complicadas de tratar que los miedos simples o complejos. Se cree que hay algunos factores que predisponen al animal a padecer el miedo a los ruidos.
El miedo a los ruidos parece tener cierto componente hereditario, por lo que la educación del cachorro es fundamental.
Algunos estudios indican que razas como el Collie, el Pastor Alemán, el Beagle o el Basset Hound tienen un mayor riesgo de desarrollar miedo a los ruidos, aunque debe investigarse más a fondo en este campo. Parece que las perras que han sido esterilizadas tienen una mayor predisposición (aunque puede ser una conclusión anecdótica). Algunas investigaciones apuntan a que los animales que han sido esterilizados a una edad temprana tienen una mayor predisposición a padecer este problema.
Tormentas y fuegos arti?ciales
Existen dos situaciones en las que el miedo a los ruidos se hace más evidente para el propietario: los fuegos arti?ciales y las tormentas. El miedo en estas dos circunstancias no es un temor simple producido únicamente por el ruido que se genera. Por ejemplo, el miedo a los fuegos arti?ciales puede ser causado por la gran cantidad de sonidos que se producen o por lo inesperado que éstos son. En ocasiones, no se trata sólo de los ruidos, ya que algunos animales se asustan de las luces, el olor que desprenden los fuegos arti?ciales o la oscuridad de la noche cuando tienen lugar esos fuegos.
En el caso de las tormentas, se cree que algunos animales son especialmente sensibles a cambios en la presión atmosférica o a campos electromagnéticos que se producen cuando tiene lugar este fenómeno meteorológico.
Prevención
El miedo a los ruidos parece tener cierto componente hereditario, así que este hecho debe tenerse en cuenta en la educación del cachorro y hacer que se vaya acostumbrando poco a poco a todo tipo de sonidos. Producir ruidos de diferentes tipos cuando el cachorro está relajado jugando puede ser de gran ayuda, al igual que la utilización de sprays de feromonas, ya que crean un ambiente más tranquilo para el animal.
Síntomas
Los animales pueden reaccionar de varias maneras ante el ruido. Algunos presentan una respuesta activa y se esconden (como es el caso de los gatos) o corren a refugiarse junto a su propietario (más típico de perros). Otros, sin embargo, muestran una respues- ta pasiva y se quedan totalmente inmóviles.
Algunos signos que pueden ayudar al propietario a identi?car un episodio de miedo a los ruidos son:
? Inapetencia
? Temblores, jadeos, excesiva salivación
? Comportamiento destructivo
? Orinan, defecan e incluso vomitan
? Dilatación de pupilas
? Incremento del parpadeo
¿Cómo debe actuar el propietario?
El propietario no debe ignorar este problema aunque sea esporádico. Debe llevar a su animal al veterinario quien decidirá qué tratamiento aplicar.
Si se tranquiliza al animal mientras tiene lugar el ruido, la mascota interpretará que lo que se está premiando es su conducta. Por el contrario, si se le castiga, el animal con?rmará que hay algo que temer.
Para evitar accidentes, el propietario debe asegurarse de que el animal se encuentra en todo momento en un ambiente del que no pueda escapar con facilidad si escucha repentinamente un ruido.
Se debe tratar de distraer al animal, por ejemplo, jugando con él o poniendo música que tenga sonidos de percusión repetitivos. Cuando los ruidos comienzan, puede dejarse al animal en una habitación tranquila, con poca luz y poner todos sus juguetes cerca.
La desensibilización consiste en exponer al animal poco a poco a los estímulos que le provocan miedo para que se acostumbre.
Este método debe hacerse siempre por prescripción de un profesional cualificado, ya que si no se lleva a cabo correctamente puede empeorar el problema.
Por supuesto, el propietario debe llevar a su mascota al veterinario en cuanto detecte los primeros signos de miedo o ansiedad ante el ruido. Muchas personas creen que es una reacción normal de la mascota y hasta pueden verlo gracioso. Sin embargo, si no se trata, este problema puede empeorar hasta que el animal desarrolle una auténtica fobia.
Una detección precoz incrementa las probabilidades de éxito del tratamiento.
Bibliografía Mills, D. Management of noise fears and phobias in pets. In practice, noviembre 2005, nº 27, pp. 248-255. Dumb Friends League (Denver). Helping your dog overcome fear of thunder and other startling noises. Dumb Friends League (Den- ver). The fearful cat. Dumb Friends League (Denver). The fearful dog.
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