La terrible enfermedad canina Tétanos

La enfermedad del tétanos es producida por el Clostridium Tetani, microorganismo que se encuentra en el medio ambiente bajo su forma de resistencia, llamada esporos. Estos esporos penetran en el organismo a través de heridas punzantes y, una vez instalados, desarrollan su forma agresiva, es decir, germinan. A partir de este acontecimiento, el Clostridium Tetani comienza a producir dos tipos de toxinas que son las que ejercen su efecto nocivo sobre el organismo. Las toxinas son Tetanolisina y Tetanopasmina. La primera produce la ruptura de los glóbulos rojos (efecto hemolítico) y la segunda es la responsable de la sintomatología nerviosa de esta dolencia.

 

Para que los esporos se desarrollen deben estar en un medio sin oxígeno. Las heridas profundas y con poca abertura al exterior son las que posibilitan esta falta de oxígeno. Un corte desgarrado o con amplia superficie de contacto con el exterior será indudablemente una lesión aireada, entonces el microorganismo quedará protegido en su forma de resistencia o esporo. En cuanto a los síntomas, apuntar que los signos clínicos se producen aproximadamente a los cinco y diez días del traumatismo.

 

Principales síntomas

El tétanos localizado es el más común en los caninos. La rigidez de un miembro es la primera manifestación, pero luego puede extenderse al miembro opuesto y progresar en un período variable de tiempo hasta alcanzar el sistema nervioso central. El paciente tiene dificultades para mantenerse en pie o para echarse debido a la extrema rigidez muscular. Los reflejos miotácticos (respuestas del músculo al tacto) se encuentran acentuados, es decir, ante leves estímulos táctiles se desencadenan numerosas contracciones de la musculatura.  

Además, se observa protrusión del tercer párpado y exoftalmos (globos oculares exteriorizados). Las orejas estarán erectas, los labios con risa sardónica, hay rechinar de dientes por la contractura de los músculos masticatorios y también un exceso de salivación. Los pacientes están aprehensivos y reaccionan violentamente a estímulos táctiles o auditivos, pudiendo llegar a estadios convulsivos. Se puede reconocer fácilmente a un perro con tétanos por la postura de caballito de madera que adoptan. La dificultad para comer es enorme, ya que no son capaces de aprehender los alimentos sólidos. Igualmente, hay retención urinaria y constipación.

 

Una enfermedad mortal

La muerte se produce con la misma frecuencia que en los seres humanos y se debe a la rigidez de los músculos respiratorios y posterior paro respiratorio por intoxicación o anoxia (falta de oxígeno en los tejidos). Para el diagnóstico, se tiene en cuenta la historia de una herida reciente y la sintomatología antes descrita. La electromiografía es reveladora por la excesiva respuesta muscular a leves estímulos táctiles. Se puede realizar la medición de anticuerpos de antitoxina tetánica en sangre, especialmente para confirmar casos dudosos.  

En cuanto al tratamiento, indicar que es costoso y muchas veces infructuoso. Suele requerir hospitalización y contempla la administración de antitoxina tetánica intravenosa, con la salvedad de que primero debe efectuarse una prueba intradérmica para evitar posibles reacciones alérgicas. También se suministran antibióticos y sedantes por vía oral o sistémica. La cirugía puede ser necesaria para eliminar tejidos necróticos o para tratar los abscesos.

 

El can debe estar en un lugar tranquilo y oscuro, descansando en una cama blanda y, debido a su imposibilidad de comer, debe ser sondeado. Las complicaciones más frecuentes son las fracturas de huesos largos, de las vértebras o del cráneo, la cistitis y la infección por el uso de catéteres no estériles. Las mejorías se observan a la semana de haber comenzado el tratamiento y la recuperación completa se produce entre las tres y las cuatro semanas.

 

Fuente de información: Foyel (Tétanos: una enfermedad letal que se puede prevenir)