Tomado de El País.com
Una cultura "arraigada" en España.
El alcalde socialista del pueblo de Tordesillas (Valladolid), José González Poncela, calificó de "populistas" las críticas que el secretario general de su partido, Pedro Sánchez, realizó al "Toro de la Vega", un "espectáculo" que consiste en el hostigamiento de un toro por parte de cientos de lanceros hasta matarlo.
Pese a las campañas de las organizaciones que defienden los derechos de los animales y el estupor de extranjeros ante prácticas que llegan a implicar una verdadera tortura para los animales, los grupos políticos son reacios a prohibir estos festejos que se realizan en numerosos pueblos españoles.
Grupos ecologistas se quejan de una legislación dispar y sanciones poco eficaces: en algunos pueblos, vecinos insumisos prefieren hacer una colecta para pagar la correspondiente multa antes que renunciar, por ejemplo, a lanzar una pava desde el campanario en Cazalilla (Jaén), pese a que esta práctica también fue prohibida.
"Yo sé cuál es el sentimiento de mi pueblo, porque coincide con el mío: soy totalmente partidario de esta fiesta, el animal no sufre. Lo pasa muy mal el que lo tira por miedo a que no llegue el dinero para pagar la multa", dice el alcalde socialista de Cazalilla, Juan Balbín.
El grupo Izquierda Plural propone la prohibición legal de estas tradiciones, que tienen sus raíces en la Edad Media. El PSOE prefiere "adaptarlas al siglo XXI", mientras que el gobernante PP defiende en general su realización.
Muchas de estas fiestas, como el Toro de la Vega, fueron declaradas "de interés turístico". Los ecologistas denuncian que esa etiqueta es, en realidad, una estrategia de "blindaje". La orden que reguló en 2006 esta distinción desestima las solicitudes si se maltratan animales, pero no alcanza a las que existían antes de esa fecha.
Torturas.
Algunos de los "festejos" incluyen verdaderas torturas a los animales.
En Medinaceli (Soria), una multitud ata un toro a un poste y le coloca dos bolas de fuego en los cuernos. Luego sueltan al animal, que pelea contra sus propias llamas mientras el pueblo lo hostiga. En Ohanes (Almería) el toro es forzado a arrodillarse ocho veces ante un santo. En Denia (Alicante) y L`Ampolla (Baix Ebre) tiran los toros al mar. En San Bartolomé de Pinares (Ávila) y Alonso (Huelva), caballos y burros son obligados a saltar entre llamas o caminar sobre brasas candentes. En Carpio del Tajo (Toledo) pasan a caballo bajo una cuerda con gansos muertos (hace años usaban gansos vivos) y gana quien más cabezas arranque. Robledo de Chavela (Madrid), palomas son encerradas en vasijas que se rompen a pedradas.
Hubo un par de casos en los que las campañas ecologistas tuvieron éxito. En Polvorosa (Zamora) se arrojaba una cabra viva desde un campanario, pero desde 2002 el animal fue reemplazado por un peluche. Desde 2009, el Toro de Coria (Cáceres) ya no es acribillado a dardos por el público.
Fuente: este post proviene de Stop al maltrato animal, donde puedes consultar el contenido original.
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