Ingredientes (para unas 15 galletas):
200g de harina de arroz (separa 100 y 100)
5 gramos de canela
5 gramos de polvo de algarroba
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
2 huevos
Información de interés:
La harina de arroz podéis comprarla en supermercados. Yo la compré en Supercor. El paquetito de 250g cuesta unos 60 céntimos así que está muy bien de precio. ¿Por qué harina de arroz? Pues porque es uno de los cereales más fáciles de digerir por los perros. Si os fijáis muchos de los piensos de gama más alta y que presumen de ingredientes naturales lo traen y no suele desencadenar alergias o intolerancias.
La canela aparte de darle un olor único a la galleta que hará que tu perro la quiera devorar al instante, la solemos tener casi todos en casa, a poco aficionado a la repostería que seas y tiene un montón de propiedades beneficiosas. Es un antibiótico y antifúngico, mejora la circulación y es analgésica así como antiinflamatoria.
La algarroba tiene un sabor potente y dulce que también ayudará mucho a que tu perro disfrute de veras con el sabor de las galletas.
Huevo. Ricos en proteínas y ácidos grasos que complementan la dieta de tu perro. Ayuda a que pelo y piel estén sanos.
Aceite de oliva. Lo resumo mejor diciendo que no se equivocan cuando hablan del “oro líquido”. Efectivamente, tiene un montón de propiedades empezando por proteger el aparato digestivo, mejorar las defensas, mejora también piel y pelo… Y os lo recomiendo virgen extra porque cuanto más natural sea muchísimo mejor. Es un producto que merece la pena cuidar y tomarlo de buena calidad.
Versión VEGAN:
➡Puedes sustituir los dos huevos por dos cucharaditas de semillas de lino molidas y disueltas en agua. Tan solo con agua si tienes mano podrás ligar los ingredientes pero el polvo de las semillas dará más consistencia. Además son muy ricas en ácidos grasos tipo omega 3 que le vendrán a tu perro genial.
¡Manos a la masa!
Echamos en un bol unos 100g de harina de arroz. Añadimos la algarroba y la canela. Hacemos un huequito en el centro y echamos las cuatro cucharadas de aceite. Vamos removiendo para que se integren bien los ingredientes.
Cascamos y añadimos los dos huevos (o la mezcla de semillas de lino y agua) y vamos batiendo con unas varillas, o si lo preferís con batidora (yo soy más de ejercitar los músculos de mano y brazo).
Llegados a este punto, dependiendo de la humedad del sitio donde lo hagáis, puede pasaros (como me pasó a mi) que la masa esté muuuy líquida. Así que tuve que añadir más harina, sobre unos 80-100g, poco a poco, mientras iba amasando.
Cuando esteis ya acabando y solo tengáis que conseguir la consistencia óptima, os recomiendo pasaros a las manos y amasar para que todo quede compacto. ¿Está muy líquido? Añade harina. ¿Muy seco? Un poquito de agua para ablandar y compactar el “mazacote”. Sobre todo, no desesperéis. Si es una de vuestras primeras recetas de este tipo puede costaros algo más pero es fácil y lo conseguiréis con paciencia, seguro
Una vez amasado bien, hacemos una bola. Extendemos dos cachos grandes de papel transparente tipo “film” y la ponemos entre ambos. Estiramos con un rodillo (si no tenéis rodillo una botella de cristal sirve) hasta obtener el grosor que queráis (yo os recomiendo unos 4mm) y metemos en la nevera un ratito (yo las dejé una media hora o 45min).
Sacamos de la nevera, levantamos la capa de arriba de film y cortamos con cortadores de la forma que queramos.
Las ponemos sobre un papel de aluminio o de horno (de horno mejor, yo no tenía en ese momento ) y al horno precalentado a 180 grados unos 10-15min. No hace falta que se doren mucho.
Sacamos, dejamos enfriar y listas para degustar por tu peque. Amy como podéis ver devoró todas las que pudo. Recomiendo no dar más de 3 al día, que tampoco es necesario cebarles mucho y que se nos indigesten