Muchas veces vemos la parte buena de las adopciones, las historias preciosas que hay detrás, pero igual de importante es mostrar los malos momentos para que la gente que se encuentre en la misma situación entienda que se superan.
Cuando adoptamos un perro o un gato, supone un proceso de adaptación para ambos que debemos superar. Además, cada animal tiene sus costumbres, sus miedos, sus defectos y sus virtudes que debemos conocer y aceptar.
No nos confundamos, eso ocurre igual si compramos un perro o gato a un criador. Muchas veces he escuchado a gente comentar que no quieren adoptar porque a esos animales ”los han abandonado por algo”. Pues si, los han abandonado por algo, por la irresponsabilidad de sus antiguos ”dueños”.
Posiblemente esas personas se han encontrado con uno de los ”problemas” de tener un animal: necesitan tiempo, hay que educarlos, necesitan comer y una atención veterinaria. ¡Anda! Pero si parecen cosas totalmente lógicas. Pero como me comentaba el otro día una vecina, no se sabe lo que realmente supone hasta que el animal esta en casa.
Si no vas a ser totalmente responsable, no adoptes
Te pido, por favor, que si no estas dispuesto a pasar por todo lo que te cuento a continuación (y seguro que me dejo muchas cosas), no adoptes, no compres, no tengas mascota.
Pasear bajo la lluvia, con nieve, con frío. Y al llegar a casa secarlo, cepillarlo o incluso bañarlo si se ha revolcado en un charco de barro porque es un perro, puede que disfrute de un buen sofá, pero también de un buen revolcón. Da igual si es un perro pequeño o un grandullón, TODOS necesitan 3 paseos diarios y al menos uno de ellos de mínimo media hora en la que ”ser perros”.
Educar a tu perro. No me refiero a enseñarle a sentarse o a acudir a la llamada, si no a solucionar todos sus problemas de comportamiento si se llegasen a dar y perder el tiempo y el dinero que ello requiere. Puede que sea un proceso que lleve un mes, pero normalmente podrá llevar años o toda su vida.
Tener paciencia: Puede que a tu perro le de por morder zapatos, o se mee en cualquier parte de casa. Él no lo hace porque quiere, tendrá una razón física o emocional que lo lleve a hacer eso. Ten paciencia, consulta con un especialista, y ayúdale a hacer las cosas bien.
Gastarte un pastizal en el veterinario. Ya sabes que nuestras mascotas no tienen seguridad social, así que toca dejarse todo un presupuesto en el veterinario. Tendrás gastos base de vacunas, desparasitaciones, revisiones… Y algún día una espiga se meterá en su oído y habrá que sedarle para sacarla ($$), o puede que sea algo más serio, como un problema renal que suponga pienso especial y pruebas continuas ($$$$), pero él es tu mejor amigo y deberás pagar lo necesario para que esté bien.
Recoger sus cacas: Por muchos cachivaches nuevos que inventen, tú debes de ser quien recoja las cacas de tu perro, limpie la arena de tu gato, o el lecho de tu conejo o ave. Si te da asco o te parece una guarrada, no tengas una mascota.
Verle envejecer. Pues si, ese cachorro se hará mayor y tendrá sus achaques propios de la edad. No será tan activo y disfrutará más de una buena siesta que de un buen paseo. Cuando salgas a la calle será a su ritmo, paseando tranquilamente, pero el necesita sus salidas diarias. Además puede que sufra alguna enfermedad propia de la edad: artritis, ceguera, sordera… Pero ellos se adaptan fácilmente, no piden mucho para ser felices, solo tu compañía ¿Te adaptarás tu igual de bien a su vejez?
Me dejo muuuuuuuchas cosas, pero si ya alguna de estas te echa para atrás, mejor que sea antes de tomar la decisión.
Si de verdad estas dispuesto a ello, no hay nada imposible
Más de una vez me han comentado que ponemos las cosas muy negras sobre tener mascotas. No siempre tienen problemas veterinarios o de comportamiento, pero puede pasar y debemos tenerlo en cuenta y saber si estaríamos dispuestos a pasar por ello, porque el abandono nunca es una solución.
Y para aquellos que han adoptado, ya conviven con su animal y tienen estos problemas de los que hablo y están luchando por superarlos, que sepan que se sale de ahí. Que sí que hay solución. Habéis sido valientes, no habéis optado por devolver a ese animal y eso ya es admirable en nuestra sociedad actual. ¡Ahora toca seguir adelante!
Cuando Lucca comenzó a escaparse pensábamos que no había solución. La gente te para por la calle preguntando si no la sueltas, si no la dejas correr, etc. (Otro consejo, haced oídos sordos ¡Es vuestro perro!) Para mi era duro no poder dejarla disfrutar, pero su seguridad es lo primero.
No nos conformamos con llevarla siempre atada. Acudimos a Rosa, de Perrygatos, y nos fue de gran ayuda pero no podemos esperar resultados milagrosos. En el primer curso al que acudimos no conseguimos nada ¡Hasta los cachorros con energía inagotable hacían más caso!
Lucca llevaba poco con nosotros y nuestro vínculo aun era muy pequeño o casi inexistente, así que decidimos hacer una sesión individual para entender mejor que pasaba. Rosa nos dio unas pautas con las que ir trabajando poco a poco ¡Y aun hoy seguimos aprendiendo juntos!
Si un adiestrador os plantea quedarse una temporada (un mes, una semana…) con vuestro perro ¡Ojo! Yo no lo recomiendo en absoluto. Un buen adiestrador trabaja con los dueños, no con los perros. Eres tú el que debe aprender a entender a tu perro, saber anticipar las situaciones problemáticas, entender por qué suceden y saber como trabajar con él para solucionarlas.
¡Tu perro es tuyo! No dejes que la gente por la calle te aconseje ni que nadie le enseñe por ti. Acude a un buen profesional que te ayude a superar esta etapa difícil y, aunque cueste más tiempo, lo que aprenderás te servirá para poder trabajar con tu animal siempre.
Este es solo un caso, pero cuando tenemos problemas de adaptación al introducir a un nuevo miembro peludo, cuando hay cambios difíciles en nuestra vida y esto repercute en nuestro animal ¡Todo tiene solución! Solo hay que tener las ganas de encontrarla.
¿Has tenido algún problema con tu mascota y has salido adelante y quieres contarnos tu experiencia? Mándanos un email a info@luccalaloca.es
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