En el lado positivo es importante considerar que se disminuye el riesgo de padecer algunas enfermedades como tumores testiculares, adenomas anales, hiperplasias prostáticas y enfermedades transmisibles por contacto sexual. Y, por supuesto, el hecho de saber que no contribuiremos a engrosar el número de cachorros que llegan a las perreras y refugios cada año, por "accidentes inevitables".
Los argumentos de los detractores de la castración están basados en la posible alteración del carácter del animal y en los riesgos de obesidad. Esto último se puede resolver simplemente con una dieta light y con ejercicio, y respecto a los cambios de comportamiento que efectivamente pueden producirse son un problema menor si valoramos todas las ventajas.
Una lección de anatomía
Los testículos se desarrollan dentro del cachorro cuando aún no ha nacido, y están pegados al escroto por un ligamento. A medida que el recién nacido crece, el ligamento también lo hace, y los testículos descienden por el canal inguinal hasta el escroto. A las dos semanas deberían ya de haber descendido.
En algunas ocasiones pueden quedar uno o los dos retenidos en el abdomen o en la ingle, el problema es conocido con el nombre de monorquidismo, si es uno el testículo retenido, o criptorquidismo, si son los dos. La solución es la castración quirúrgica, ya que estos testículos tienen muchas posibilidades de desarrollar problemas tumorales, y además hay que considerar que este es un problema hereditario que no es conveniente trasmitir a su descendencia.
Orquiectomía: método definitivo
La orquiectomía consiste en la extirpación de los testículos, esta maniobra quirúrgica es lo que comúnmente denominamos como castración. Es el método más utilizado y es definitivo e irreversible. Al no tener testículos no se da lugar a la formación de espermatozoides, ni a la producción de las hormonas masculinas (testosterona) relacionadas a la reproducción.
Debe ser realizada lo antes posible, pero cuando el macho ya ha completado su desarrollo, no conviene practicarla de muy cachorro porque podríamos comprometer su crecimiento futuro. Existen diferentes técnicas quirúrgicas dependiendo de la especie en cuestión. Se opera con anestesia general y la recuperación suele ser muy rápida, puesto que en pocas horas volverá la actividad normal.
Vasectomía: sin cambios de carácter
En cuanto a la vasectomía, señalar que consiste en la sección del conducto deferente. Este conducto une los testículos con el canal de la uretra. Mediante la ligadura se ocluye el canal de forma que el animal es incapaz de excretar espermatozoides al exterior. En estos casos, como los testículos permanecen intactos, la producción de espermatozoides no cesa y tampoco la producción de hormonas masculinas, por lo tanto los comportamientos asociados a la función reproductiva no se ven alterados.
El objetivo de esta técnica quirúrgica es impedir que los espermatozoides lleguen al aparato reproductor de la hembra. En este caso no se notarán cambios de comportamiento asociados a una disminución de los niveles de testosterona en sangre, continuarán escapándose para buscar a una hembra, seguirán marcando su territorio, etc.
En ocasiones la decisión de castrar a un macho está justamente orientada a modificar un comportamiento que no es deseado, como algunos casos de agresividad, de hiperactividad, de marcaje de orina, fugas, costumbres indeseables provocadas por el instinto sexual, etc.
Cuando se trata de modificar determinados patrones reproductivos es necesario que la extirpación de los testículos se realice de forma precoz, antes de los 18 meses, para evitar que ciertas pautas estén demasiado consolidadas en su conducta. Y por supuesto, debe ir acompañado de las terapias comportamentales que valore necesarias el veterinario que esté siguiendo el caso.
Fotos: Loft&deco y MYMER81 de facilisimo.com