La inseminación artificial en los perros, permite que las hembras dominantes que nunca han estado con un perro macho puedan conocer la maternidad.
La inseminación artificial en los perros, permite que se pueda superar un porcentaje de éxito superior al 95%.
En lo que se refiere a biotecnología reproductiva, este tipo de opción no se ha podido resolver lo que se refiere a la fertilidad en personas, sino que desde hace 4 años se comenzó a usar en animales con un gran rendimiento.
El principal resguardo, eso sí, es descartar con antelación que los animales no posean problemas de tipo hereditario, como por ejemplo displasia de caderas o anomalías genéticas en su desarrollo (criptorquidia unilateral o no descenso del testículo), pues en esos casos hay que tratar de no reproducir a estos ejemplares.
La biotecnología reproductiva no sólo se ha preocupado de resolver el problema de fertilidad en las personas, sino que desde hace algunos años que se la está facilitando también a sus mascotas.
Entre estas biotecnologías está la inseminación artificial, que resulta beneficiosa en hembras muy regalonas y de comportamiento dominante que, a pesar de estar en su época fértil, no aceptan la monta del macho y terminan agrediéndolo a cada intento.
“También es una alternativa para razas conocidas por no ser buenas reproductoras, ya que su contextura anatómica les impide lograr una buena monta. Por ejemplo, el bulldog o el mastín napolitano”
Existen razas como el bulldog en donde su reproducción es en la mayoría de los casos por inseminación artificial ya que el macho por la disposición de su nariz se cansa fácilmente y no puede llevar a cabo la copula.
Pero no todo son fallas genéticas; la inseminación también se utiliza en perros de buen pedigrí, pero que están viejos o con algún problema adquirido, como daño en su columna o aparato locomotor (atropellos), lo cual dificulta la cruza.
Si bien es una práctica habitual entre los criadores, la doctora -que está a cargo del Laboratorio de Reproducción- advierte que cada vez llegan más clientes particulares que solicitan este método por un tema afectivo, es decir, lograr que su mascota engendre “nietos”.
El porcentaje de éxito es superior al 95% (con semen fresco, no congelado), pero la clave está en no descuidar ningún detalle
A juicio de la especialista, son tres las principales fallas que se advierten:
Primero, no realizar una evaluación de la calidad seminal (ojo, el espermiograma debe repetirse momentos antes de la cruza).
Segundo, el procesamiento incorrecto del semen. Hay que evitar cambios de temperatura y exceso de luz. Además, cuando la muestra es fresca no deben pasar más 15 a 30 minutos entre su obtención y la inseminación.
En este punto también influye la técnica aplicada (el semen se ubica en distintas zonas dependiendo de si es fresco o congelado) y la inapropiada elección de materiales (ojo con las pipetas inapropiadas, adaptadas, por ejemplo, de sondas que se usan para otros fines).
Por último, es igual de esencial determinar el momento de mayor fertilidad, pero de cada perra. A veces se comete el error de contar para todas por igual trece días desde que comenzó el sangramiento, siendo que no todas las hembras tienen la misma duración del celo, ni del período previo a éste (proestro).
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