Cada vez más criadores optan por la inseminación artificial debido a las múltiples ventajas y posibilidades que ofrece. En razas cuya morfología desaconseja la monta natural es imprescindible, también cuando la hembra rechaza al macho o cuando existe timidez e inexperiencia en el perro.
Ventajas de la inseminación artificial
En el caso del semen conservado por refrigeración o congelación, se evita el transporte de la perra y el estrés que esto conlleva, se puede acceder a sementales de todas partes del mundo y fundamentalmente, ofrece la posibilidad de conservar durante años la genética excepcional de algunos ejemplares, pudiendo utilizar el semen mucho tiempo después de su fallecimiento.
Se utiliza la técnica de recolección manual del semen ya sea para su utilización en fresco, refrigerado o congelado, en una habitación tranquila con suelo antideslizante. La presencia de la hembra que va a ser fecundada ayudará a conseguir antes la eyaculación, o en su defecto se pueden utilizar feromonas si el semen se va a conservar y no va a ser utilizado en ese momento.
Técnicas de inseminación artificial en perros
Los perros eyaculan en tres fracciones, la primera y la tercera son de líquido prostático sin espermatozoides, siendo la segunda fracción la única rica en espermatozoides. El veterinario recogerá las dos primeras fracciones mediante un cono de látex terminado en un tubo de ensayo, cuando el semen pierde el color blanco o cremoso y comienza a volverse transparente al producirse la tercera fracción, se detendrá la recolección.
Inseminación intravaginal
Para la inseminación con semen fresco se utilizan las dos primeras fracciones porque hay que depositarlo inmediatamente en la vagina de la perra (dentro de los 5-10 minutos siguientes a la eyaculación). Se examina la calidad del semen de forma macroscópica y microscópica, se aspira con una jeringa y mediante una sonda de longitud variable que se introduce por la vagina, se deposita el semen cerca del cuello uterino. Todos los materiales son estériles y desechables, debiendo estar a una temperatura de 37ºC para evitar que los espermatozoides sufran un shock térmico. Una vez inseminada la perra, se han de levantar los miembros posteriores por encima de la altura de la cabeza para evitar el reflujo de semen durante 15-20 minutos.
Existe también un instrumento llamado pistola de Osiris que evita el reflujo sin ser necesario elevar las patas de la perra. De un solo uso al igual que las sondas para inseminar, cuenta con la ventaja de incorporar un pequeño balón inflable que haría las veces de bulbo del glande, y de terminar en una bolita que evita posibles lesiones.
Inseminación intrauterina
Además de la técnica intravaginal que hemos descrito, existe otra técnica que exige una mayor especialización y habilidad que se utiliza para la IA con semen congelado o refrigerado, la técnica intrauterina. Consiste en la introducción del semen directamente en el cuerpo uterino o de forma quirúrgica en los cuernos uterinos.
La recolección del semen se hace de la misma manera que para la obtención del semen fresco. En el proceso de refrigeración y congelación, sólo se utiliza la fracción segunda de la eyaculación, rica en espermatozoides, que es sometida a un riguroso examen de calidad. A continuación se mezcla con diluyentes protectores a los que se agrega antibiótico para evitar las bacterias y se conserva a 4ºC durante 48-72h en el caso del semen refrigerado.
El semen congelado se mezcla con diluyentes crioprotectores y se coloca en pajuelas, sigue un proceso de enfriamiento progresivo hasta que las pajuelas se pueden dejar en nitrógeno líquido a -196ºC, donde pueden conservarse durante años. Se pueden conseguir varias dosis de inseminación con cada extracción.
El proceso de descongelación ha de ser en cambio de forma rápida, a 40-75ºC durante unos pocos segundos. Este tránsito entre la congelación y la descongelación destruye hasta un 40% de los espermatozoides y les acorta el tiempo de vida, es por ello que para su utilización se emplea la técnica intrauterina, ya sea por vía transcervical o quirúrgica.
Inseminación transcervical
En la inseminación transcervical, el semen es depositado dentro del cérvix o al comienzo del cuerpo uterino, para ello, se emplean dos métodos: la cateterización a ciegas hasta el cérvix por vía vaginal y la endoscopia rígida. Es este segundo método el que mayor relevancia tiene en la actualidad.
Consiste en la introducción de un tubo provisto de una luz y una cámara de alta resolución, a través del cual, se pasa una sonda hasta el cuello del útero y se deposita el semen visualizando, en un monitor LCD, el interior del comienzo del útero. La sedación suele ser innecesaria en casi todas las perras.
Cuando los espermatozoides se introducen directamente en los cuernos uterinos, es necesaria una laparotomía o una laparoscopia, es decir, exponer el abdomen mediante una incisión más o menos grande, u observarlo mediante un laparoscopio flexible conectado a una cámara y a un monitor, que se introduce por un pequeño corte de 1 ó 2 cm. La mitad de la dosis seminal se inyecta a través de la pared uterina en el extremo de cada cuerno, o bien, se depositan unos 3 ml al final del cuerpo uterino para que se distribuya de manera uniforme entre ambos cuernos uterinos. Tanto la cirugía abierta como la laparoscopia requieren anestesia general.
Bibliografía
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