En las perras, el periodo de gestación dura 63 días. Sin embargo, debido a la dificultad de precisar el momento exacto de la fertilización de los ovocitos, se estima una variación de 5 días por encima y por debajo de esa cifra. Es decir, de 58 a 68 días, incluso 70 ó 72 si el cálculo se hace desde la primera monta.
En este artículo, vamos a tratar la gestación canina considerando una perra completamente sana, que ha seguido, antes del servicio, el protocolo correcto de desparasitación, vacunación y revisión veterinaria exhaustiva, incluyendo el control de enfermedades infectocontagiosas (Ehrlichiosis, Leishmaniosis, Brucelosis, HerpesVirus, etc…) y endrocrinas en ambos perros, además de las pruebas genéticas necesarias para producir una camada libre de las enfermedades hereditarias propias de la raza.
Debido a las múltiples complicaciones que pueden surgir durante la gestación, el parto y el postparto, abordaremos estas cuestiones en un artículo complementario. Sin embargo, consideramos necesario recordar a los propietarios de hembras gestantes, la disponibilidad en la actualidad de una vacuna específica para inmunizar a la perra (y de forma pasiva, a los cachorros) frente al Herpes Virus Canino (HVC). Si decidimos utilizar esta vacuna, no debemos olvidar que hay que administrar la primera dosis en el periodo que transcurre entre el comienzo del celo hasta 7-10 días después del servicio.
Aunque debemos esperar unos días para poder confirmar la gestación de la perra, es aconsejable tomar las debidas precauciones desde la cruza, y no administrar medicamentos ni suplementos nutricionales (*) a la futura madre sin consultarlo previamente con el veterinario.
(*)Los estudios realizados en los últimos años sobre la suplementación con ácido fólico en razas braquicéfalas, desde las dos semanas anteriores al apareamiento hasta el fin de la gestación, confirman una menor incidencia de hendidura palatina en la camada. Sería conveniente consultarlo con el veterinario durante la revisión previa a la monta o IA
Diagnóstico de la gestación
Se utilizan cuatro métodos de diagnóstico: palpación abdominal, nivel de relaxina, ecografía y radiografía.
Palpación abdominal: es un antiguo método de diagnosis. El único disponible antes de que los veterinarios dispusieran de la tecnología actual. Se realiza entre el día 20 y 30 de gestación, aunque no siempre es posible en perras con sobrepeso o que se ponen muy tensas. No es un método fiable ni preciso para obtener datos sobre la camada, además de precisar un profesional experimentado para realizarla.
Nivel de relaxina: la relaxina es una hormona que produce la placenta, destinada a relajar la musculatura uterina y facilitar el parto. Comienza a secretarse a partir de la implantación del embrión y es detectable entre 19 y 22 días tras la monta. Es un método fiable de diagnóstico siempre que se realice en los días indicados y se conserve la muestra a la temperatura adecuada (20ºC), aun así, es posible obtener falsos positivos y falsos negativos debido a múltiples factores (comienzo de reabsorción de fetos, abortos consumados, incubación incorrecta de la muestra, mala conservación, etc).
Ecografía: es la técnica elegida por veterinarios y criadores para el diagnóstico precoz de la gestación. A partir de 18-22 días desde el servicio, ya es posible certificar con el ecógrafo la existencia y viabilidad de los embriones. Se recomienda realizar una segunda ecografía pocos días antes del parto, para comprobar el latido cardíaco de los cachorros, tamaño, posibles anomalías, diámetro craneal y torácico o si se ha producido reabsorción fetal. Es habitual efectuar esta segunda ecografía a la vez que la radiografía recomendada la última semana de la gestación.
Radiografía: a partir del día 42 de la gestación comienza la calcificación ósea de los fetos, por eso es recomendable esperar hasta el día 55 para realizar la radiografía a la perra. Es muy importante para contar el número de cachorros que van a nacer, de esta manera sabremos cuándo ha terminado el parto o si falta algún cachorro por expulsar. También es conveniente medir entonces la abertura pélvica de la perra y el diámetro del cráneo de los cachorros, para valorar los posibles riesgos de un parto natural y la conveniencia o no de una cesárea.
Desarrollo embrionario
Los embriones se mantienen suspendidos en los cuernos uterinos unos 6 días, para posteriormente implantarse y quedar conectados con la madre a través de la placenta. Esto ocurre entre 16 y 21 días después de la fecundación.
A los 22-23 días ya se aprecia el latido del corazón y se diferencia la cabeza del tronco. Los órganos abdominales están fuera del abdomen. Hay ya un esbozo de los miembros anteriores y posteriores.
Entre los 26 y 28 días se distingue claramente la cabeza del tronco y los miembros continúan desarrollándose y evolucionando. Comienza el desarrollo de las orejas y los párpados; los órganos se incorporan a la cavidad abdominal y las diferencias sexuales entre machos y hembras comienzan a apreciarse. Empieza a cerrarse el paladar.
Con 35 días, los fetos tienen el paladar cerrado, los párpados han seguido evolucionando y ya se distinguen los genitales externos. Los folículos pilosos comienzan a formarse.
A partir del día 45 hasta el 56 la evolución es muy rápida. Se produce la calcificación de los huesos y el feto está cubierto de pelo excepto en extremidades y orejas. Llegando el día 55, el cachorro está desarrollado casi completamente y el parto se producirá en menos de 10 días.
Los cuidados de la hembra gestante
Son varios los cambios de comportamiento que pueden indicar que nuestra perra está preñada. Algunas parecen más ensimismadas, buscando sitios retirados para estar solas. Otras tienen más necesidad de afecto y prefieren estar siempre con su dueño. Todas las perras en general se muestran más tranquilas de lo normal y es frecuente que estén más irritables con otros perros.
Debemos pesar a la perra después de la monta y anotar la fecha y el peso para llevar un control durante la gestación. Es conveniente pesarla cada semana.
Continuaremos con la misma actividad física de siempre las primeras cuatro semanas, evitando saltos y movimientos muy violentos, pero permitiendo un ejercicio moderado. Hay que tener en cuenta que la perra tendrá que soportar el sobrepeso que le producirán los cachorros en el útero, además del esfuerzo del parto y la lactancia. Es por ello que debemos procurar que tenga una buena forma física antes de la gestación y mantener esa musculatura durante las semanas de embarazo con ejercicio suave a partir de la sexta semana.
Tenemos que evitar el contacto con perros desconocidos que puedan contagiar alguna enfermedad a la perra. También hay que evitar el estrés y los conflictos con otros perros, debe tener un embarazo apacible y tranquilos paseos con correa.
A las tres semanas del apareamiento, algunas perras pasan por un periodo de nauseas e inapetencia que parece corresponderse con el reconocimiento maternal de la gestación. Tras esta fase, el apetito puede aumentar de manera drástica, pero debemos controlar la ingesta para evitar el crecimiento exagerado de los cachorros.
Es necesario alimentar a la futura madre con un pienso superpremium rico en proteínas de calidad y mantener la ración diaria normal hasta las 5-6 semanas. A partir de ese momento, cuando se acelera el crecimiento de los fetos, podemos pasar a un pienso más energético como el puppy y aumentar la ingesta calórica en un 20-25% a partir de la 6ª semana, con controles de peso semanales para ir ajustando la ración de alimento. Hay que evitar tanto la obesidad como la desnutrición. La perra siempre debe disponer de agua abundante sin restricción, mejor si es mineral.
A medida que la perra se encuentre más pesada, los paseos han de ser más cortos, pero hay que tener en cuenta que la capacidad de la vejiga se va reduciendo a medida que crecen los cachorros y ocupan más espacio, así que deben ser paseos frecuentes para que pueda vaciar vejiga e intestinos a menudo. También el estómago se encuentra desplazado y oprimido, por lo que debemos reducir las raciones de comida y aumentar la frecuencia de las tomas hasta 4-5 veces al día dependiendo del tamaño de la perra y la cantidad de alimento que debe consumir.
A las 3-4 semanas comienza el desarrollo mamario y los pezones se ven más hinchados. El volumen abdominal va aumentando sobre todo a partir de la 6ª semana, siendo frecuente que se caiga el pelo de la zona de las mamas a medida que se acerca el día del alumbramiento. En razas de pelo largo, es conveniente recortar, a término de la gestación, el pelo que pueda molestar a la hora del parto y durante la lactancia de los cachorros, en la zona vulvar y mamaria.
El veterinario nos indicará, en las dos últimas semanas de la gestación, el protocolo de desparasitación que debemos seguir y en caso de haber vacunado a la perra de HVC, procederá a administrarle la segunda y última dosis.
Debemos buscar una ubicación tranquila y cálida para la perra y sus cachorros, donde pueda estar resguardada del tránsito continuo de personas o animales. En la 7ª semana comenzaremos a construir una paridera, la versión doméstica de la guarida de la loba. Se trata de un contenedor cuadrado con tres lados más o menos altos y otro de menor altura, por donde la madre entrará y saldrá para estar con sus cachorros, pero lo suficientemente alto para que los perritos no puedan salir. Colocaremos unas barras salva-cachorros dentro de la paridera, para evitar el aplastamiento accidental de los cachorros cuando la perra esté tumbada y apoyada en las paredes del cajón. Cuando las paredes son lo bastante altas, podemos echar una manta o colcha sobre la paridera, apoyada en los tres lados más altos. De esta manera el cubículo da mayor sensación de protección a la perra.
Sería ideal aislar la paridera del frío con una cámara de aire que evite el contacto directo del suelo con la base de la paridera. Podemos poner dentro una colchoneta mullida, pero debemos tener unas cuantas toallas, sábanas o colchas de algodón que iremos cambiando a menudo tras el nacimiento de los cachorros, procurándoles un ambiente siempre limpio y seco.
A partir del día 45, es conveniente que la perra empiece a acostumbrarse a la paridera, de esta manera el día del parto se sentirá cómoda en ella y no le producirá estrés. Desde el día 55, procuraremos no dejarla sola y que siempre esté acompañada en previsión de que pueda adelantarse el parto, más aun si el embarazo es de riesgo por las condiciones, raza o tamaño de la perra.
Bibliografía
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