Me refiero a la necesidad de establecer unas mínimas normas de convivencia, incluso antes de que el perro llegue al hogar consensuadas por todos los miembros de la familia, es decir, que todo el mundo debe estar de acuerdo con ellas y comprometerse a cumplirlas o hacerlas cumplir.
Las normas de convivencia son una herramienta que nos va ayudar a cada miembro de la familia a educar al perro. Para ello, es fundamental que haya consenso en las mismas, de forma que al perro siempre le lleguen las mismas órdenes y pueda ejercer las mismas rutinas.
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Las normas a las que me refiero son:
Horarios de salidas y de comidas del perro y quién las va a ejercer. El horario en un perro es fundamental porque el perro es un animal de rutinas. Si se quiere educar a un perro a hacer sus necesidades en la calle o a comer siempre la comida que se le ponga, la familia debe ser muy estricta en los horarios. Siempre debe comer a las mismas horas y siempre debe salir a las mismas horas. De esta forma, su reloj biológico se regulará y conseguiréis que no se haga sus cositas en casa y que coma de forma ordenada.
Límites en ciertas conductas. Aquí el consenso familiar debe ser serio. Me refiero a conductas como dejar o no subir al perro al sofá o a las camas. Darle o no de picar mientras la familia come, etc. Este tipo de conductas son las que más dolores de cabeza traen a los miembros de una familia y las que más confunden al pobre animal. Puede que un miembro de la familia no le deja subir al sofá, pero otro le deja siempre, y al final, quien se lleva la bronca es el perro. Es muy importante no confundirlo si queremos conseguir un perro educado y equilibrado.
Actividad física y lúdica. El perro es un animal muy activo y juguetón. Da igual la edad que tenga, desde el más cachorro hasta el perro anciano necesita su dosis de actividad física diaria y su momento de juegos. Por eso es importante que el miembro de la familia que disponga de más tiempo sea el que se encargue de esta maravillosa tarea: porque con la actividad física (no solo un pequeño paseo, sino hacerlo correr, saltar, etc.) evitaremos conductas indeseadas en casa (destrozos, mordidas, arañazos, ladridos excesivos, etc.) y mantendremos en forma al perro, y con el juego estimularemos su mente y reforzaremos el vínculo entre el perro y el humano.
Que el perro tenga una persona o dos de referencia es muy importante. Sabemos que los perros son animales sociales con un marcado carácter jerarquizado, por lo que tener una persona o dos de referencia que sean quienes le eduquen y le pongan límites es fundamental para evitar que sea él quien integre ese papel y, en definitiva, se convierta en un perro equilibrado y feliz.
Estas normas son un ejemplo de las más básicas, sin embargo, como familia debéis hacer un listado de todas las que vosotros creáis oportunas para una feliz y equilibrada convivencia con el perro.
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”