La mayoría de los abscesos se forman por heridas hechas con objetos punzo-cortantes (como los colmillos de otros gatos durante una pelea. Otras causas incluyen reacciones a objetos extraños, como una astilla de madera o un pequeño pedazo de vidrio. También se puede formar por irritaciones crónicas, tales como una uña que crece torcida o un tumor.
Un absceso tarda alrededor de tres a cinco días en formarse, después de haberse hecho la herida. Después de ese tiempo, el absceso se puede ver o sentir como bolas duras o blandas, dolorosas cuando se tocan. Si es un gato de denso pelaje, parte del absceso puede no ser completamente visible.
El absceso puede estallar solo, mostrando una descarga amarillenta o café espesa, de muy mal olor que comúnmente llamamos pus.
Si no se ha abierto solo, podemos hacer que "madure" lavando la zona con agua caliente pero cuidando de no quemar al felino o también colocando compresas calientes varias veces al día.
Si el absceso se abrió solo, trata de hacer que se mantenga drenado. Limpia la descarga tan seguido como te sea posible. La mayoría se secan solos, pero pueden quedar residuos que eviten la curación total de la lesión y provocar su reaparición. Normalmente, el gato retira la pus mediante el lamido, así que déjalo que lo haga.
¿Cuándo acudir con el veterinario?
Si el gato se encuentra letárgico, triste, deprimido, muestra dolor, si el absceso es demasiado grande o estalló y no se ha curado o reapareció, debes llevarlo al veterinario.
Si a tu gato lo acaban de morder, lo mejor también es llevarlo al veterinario. Las heridas penetrantes casi siempre se infectan. Es mucho mejor recibir ayuda de inmediato que esperar a que se forme un absceso.