Lo primero que debemos analizar es si este comportamiento se ha dado durante toda la vida del animal o es algo que ha aparecido de repente, en cuyo caso habrá que analizar por qué está pasando.
Agresividad por caricias
Algunos gatos hacen vida normal y se encuentran a gusto entre nosotros pero cuando intentamos acariciarlos durante más tiempo del deseado nos muerden o bufan.En muchos casos ellos mismos vienen a pedir las caricias pero, cuando han tenido suficiente, nos muerden. Antes de llegar a este punto nos irán indicando su incomodidad con una serie de señales que debemos conocer para poder parar antes de tiempo:
Sacude la cola
Aplana las orejas
Se pone en tensión
Se encorva
Puede llegar a bufar si insistimos
Una vez que notemos este comportamiento es importante no forzar la situación y dejar las caricias para otro rato en el que se encuentre de nuevo receptivo.
Mi gato no se deja tocar
En algunos casos el gato no acepta el contacto de ninguna forma. Aquí habrá que analizar más a fondo la situación para comprobar a que se debe ese comportamiento y poder actuar de forma correcta.Si un gato desde que llegó a casa se ha mostrado temeroso, huyendo de la gente y rechazando el contacto es posible que no haya recibido una buena socialización. Esto es muy habitual en gatos ferales que han crecido en la calle y son recogidos cuando ya tienen unos meses o años.
Si nuestro gato se muestra cómodo en casa y no muestra signos de temor hacia nosotros puede ser que, simplemente, no le guste el contacto. En estos casos podemos intentar ir acostumbrándolo muy poco a poco al contacto, pero siempre sin forzar.
Si tenemos dudas de si este comportamiento puede estar provocado por otro motivo, lo ideal es consultar con un veterinario o un etólogo.
¿Cómo acostumbrar a nuestro gato a las caricias?
Lo importante no es poder acariciar a nuestro gato, lo esencial será poder manipularlo si fuese necesario. Que nuestro gato se deje acariciar o no es algo que nos preocupa más a nosotros, no es algo necesario para él.Sin embargo, es básico que nuestro gato se deje manipular de forma relativamente fácil. Si en alguna ocasión necesitamos revisar alguna herida, hacer una cura, moverlo de sitio o darle una medicación esto será de gran ayuda.
Iremos introduciendo el contacto poco a poco asociado a algo que le guste mucho, por ejemplo, antes de la latita o de recibir una chuche. Los primeros días es mejor no forzar y simplemente acariciarlo brevemente en alguno de los lugares que suelen aceptar: la cabeza o el final de la cola.
Evitaremos tocar las patas, la tripa o la cola porque son zonas donde no les suele gustar mucho el contacto y, si no están acostumbrados, aun menos.
Poco a poco intentaremos aumentar el tiempo de las caricias estando atentos a los signos que hemos visto antes que nos indicarán que nuestro gato se está cansando. Si nos muerde no debemos castigarle, reñirle ni apartarlo; simplemente lo ignoraremos.
Este proceso será lento y cada gato necesitará un tiempo para irse acostumbrando a ello. Además, debemos tener en cuenta que su carácter no va a cambiar: si es un gato al que no le gusta demasiado el contacto no vamos a convertirlo en uno que pida constantemente caricias.
Nos conformaremos con poder tocarlo y acariciarlo de tal manera que, si nos hace falta, podamos hacerlo sin problema. Si a una persona no le gustan los abrazos y besos continuos no la forzamos a soportarlos.
Si no sabes muy bien a que se debe el comportamiento de tu gato, no sabes como actuar, no consigues que mejore la situación… Mi recomendación siempre es consultar con un profesional que analice el caso concreto para poder ayudarte mejor.
¿Tu gato no se deja tocar? ¿Has conseguido que acepte el contacto poco a poco? Te animo a que nos cuentes tu historia en comentarios.