El resto de la planta es el sistema de vastago, casi siempre situado arriba del suelo. Este sistema consta de hojas, yemas y (en temporada) flores y frutos, todo sostenido por tallos, que por lo regular tienen ramificaciones. Las funciones del vastago son, entre otras: (1) fotosíntesis, principalmente en las hojas y tallos verdes jóvenes; (2) transporte de materiales entre las hojas, flores, frutos y raíces; (3) reproducción; y (4) síntesis de hormonas.
¿Como esta compuesto el cuerpo de las plantas?
Hay dos grupos amplios de las fanerógamas o angiospermas: las monocotiledóneas, que comprenden los pastos, lirios, palmas y orquídeas, y las dicotiledóneas, que comprenden los árboles caducifolios (que pierden sus hojas en invierno), los arbustos y muchas flores de jardín. Como veremos en el capítulo 11, las primeras estructuras tipo hoja que un embrión de angiosperma produce se llaman cotiledones, u hojas de semilla, y dan su nombre a estos dos grupos amplios. Las monocotiledóneas y dicotiledóneas difieren en la estructura de sus flores, hojas, tejido vascular, patrón de raíces y semillas. No se preocupe por los términos desconocidos; por ahora, examine la figura 10-2 y consúltela después cuando examinemos las partes de las fanerógamas con mayor
detalle.
Durante el crecimiento de una planta, células meristemáticas producen células diferenciadas Los animales y las plantas se desarrollan de forma radicalmente distinta. Una diferencia es los tiempos y la distribución del crecimiento. Cuando un bebé crece hasta hacerse adulto, todas las partes de su cuerpo se vuelven más grandes. Al llegar a nuestra estatura adulta, dejamos de crecer (¡al menos hacia arriba!). En contraste, las fanerógamas crecen toda su vida y nunca alcanzan una forma corporal “adulta” estable. Además, casi todas las plantas sólo crecen longitudinalmente en las puntas de sus ramas y raíces, y las estructuras que se desarrollaron antes permanecen exactamente en el mismo lugar; un columpio atado a una rama de árbol no se aleja del suelo cada año.
¿Por qué crecen así las plantas?
Desde el momento en que germinan, las plantas se componen de dos categorías fundamentalmente distintas de células: meristemáticas y diferenciadas. Las células meristemáticas embriónicas, no diferenciadas, pueden dividirse por mitosis. Algunas de las células hijas de las células meristemáticas pierden la capacidad para dividirse y pasan a formar parte de las porciones del cuerpo de la planta que no crecen. Estas células diferenciadas se especializan en cuanto a estructura y función. Así, la división continuada de las células meristemáticas puede hacer que la planta siga creciendo durante toda su vida, mientras que sus células hijas diferenciadas forman partes más estables o permanentes de la planta, como hojas maduras o troncos de árbol.
Las plantas crecen mediante la división y diferenciación de dos tipos principales de células meristemáticas: meristemos apicales y meristemos laterales. Los meristemos apicales (“de la punta”) están situados en los extremos de las raíces y los vastagos, lo que incluye los tallos principales y ramas. Los meristemos laterales, también llamados cambia (singular, cambium) forman cilindros que corren paralelos al eje longitudinal de las raíces y los tallos.
El crecimiento de las plantas adopta dos formas: (1) crecimiento primario y (2) crecimiento secundario. El crecimiento primario se da por la división mitótica de las células de los meristemos apicales seguida de la diferenciación de las células hijas resultantes. Este tipo de crecimiento se da en las puntas de las raíces y los vastagos de las plantas. El crecimiento primario da pie tanto a un aumento en la longitud como al desarrollo de las estructuras especializadas de la planta. El alargamiento de las raíces y los tallos por crecimiento primario les permite ingresar en espacios nuevos desde los cuales recolectan luz, nutrimentos y agua. También explica por qué un columpio nunca se aleja del suelo.
El crecimiento secundario, que causa el aumento en diámetro, tiene lugar por la división de células del meristemo lateral y la diferenciación de sus células hijas. El crecimiento secundario hace que las raíces y los tallos de casi todas las coniferas (árboles de hoja perenne que producen conos) y las dicotiledóneas se engrosen y vuelvan más leñosos al envejecer. Aunque más adelante trataremos el crecimiento secundario sólo en tallos, hay que tener presente que también se da en las raíces.