Atención a las pistas: Lo primero, debemos fijarnos fundamentalmente si nuestro perro o gato, se rasca más de lo habitual. Además podemos reconocer la presencia de las pulgas en las deposiciones que dejan pegadas al pelo del animal o bien verlas directamente corriendo por encima de la piel del animal.
Observaremos las deposiciones como un punteado negro adherido al pelo que, en contacto con una gasa o algodón humedecido con alcohol, desaparecen dejando una mancha marrón o rojiza. En caso que queramos comprobar la presencia de pulgas o garrapatas, es más fácil hacerlo en la parte del vientre, la parte posterior de los muslos o detrás de las orejas, donde la concentración de pelo suele ser menor.
En el caso de gatos de casa, no vale pensar que, al no tener acceso al exterior, no hay peligro de contagio pues, nosotros hacemos de portadores a través del calzado, de la ropa o de nosotros mismos y, si el animal, no cuenta con las barreras e protección necesarias, tiene todos los números para resultar de lo más apetecible y confortable para los parásitos. No olvidemos que nosotros nos duchamos y usamos repelentes en cuanto llega el buen tiempo. Por eso, es preciso proteger a nuestros animales durante todo el año pero, especialmente, ahora que llega el buen tiempo.
Actualmente, existen muchos métodos aunque a grandes rasgos pueden resumirse en insecticidas o bien repelentes. Ambos grupos de productos pueden encontrarse en forma de spray, pipeta o collar, y su aplicación dependerá de la fórmula magistral y de la presentación utilizada.
A la hora de decidirnos por una de estas presentaciones, han de valorarse muchos factores, como el entorno del animal, la edad o el peso del mismo, ya que la salud de nuestro gato y la efectividad del método dependen de ello. En todo caso, la mejor opción es dejarse aconsejar por el veterinario habitual y, sobre todo, nunca aplicar, sin consultar, antiparasitarios específicos para perros en nuestro gato puesto que pueden ser tóxicos.
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