A menudo, recibo consultas sobre perros que durante los paseos no prestan atención a sus propietarios. Salen nerviosos y cualquier objeto, animal o persona es más interesante que disfrutar de vuestra compañía. Además, para muchos de vosotros, ésta situación es frustrante y os enfada ya que os impide disfrutar el momento, el animal no obedece, tenéis miedo a perderlo…
¿Por qué todo es más interesante que nosotros?
Desde que el animal es un cachorro, debemos trabajar con él el vínculo emocional y la autoridad a partes iguales que se complementen. No se trata de hacerlos perros excesivamente dependientes, sino de crear una relación sana.
Normalmente, éste sencillo paso, solemos descuidarlo y es al cabo de los meses cuando empezamos a sufrir las consecuencias.
¿Cómo trabajar el vínculo emocional y la autoridad?
Como ya hemos visto en artículos anteriores, la autoridad no es más, que poner ciertos límites y normas en la convivencia. Ésto, en ocasiones, se confunde con la obsesión de someter al animal y que se ponga panza arriba o con tiranizarlo. Cuando el animal entra en casa por primera vez, todos debemos estar de acuerdo con las normas que va a tener que cumplir dentro del grupo. Todos los animales, sean de la especie que sean, e incluidos los humanos, necesitan leyes y normas para convivir…si éstas no se cumplen, todo se desequilibra.
Pero no todo puede ser eso. También debemos hacer que el animal se sienta a gusto con nosotros. ¿Cómo? Jugando, demostrándoles nuestro afecto, practicando deportes con él, etc…
¿Cómo podemos revertir esta situación?
Si estás leyendo este artículo y crees que éste es vuestro caso, bien porque las cosas no se han hecho correctamente desde el principio, bien por que habéis adoptado al animal ya adulto, os recomiendo seguir las siguientes pautas:
Estableced las normas de convivencia básicas que debéis cumplir minuciosamente.
Los horarios de comida, salidas y descanso, deben ser siempre los mismos.
Durante las salidas, debéis dedicar un rato al juego (entre ambos) y otro rato permitir que se relacione con otros perros.
Para mejorar los paseos, elegid espacios abiertos donde podáis caminar unidos de una correa de 10 metros. Dejadlos que huelan, corran y disfruten. La correa puede ir suelta, de manera que cuando los llaméis, si no acuden, podáis corregirle dando un tirón seco a la correa. Ya lo he dicho en muchas ocasiones, pero recordad que nunca debéis regañar al perro por tardar en venir. De lo contrario, la próxima vez no acudirá por miedo a la reprimenda. Siempre debéis premiarles cuando acudan (aunque tarden). Os recomiendo leer el siguiente artículo:
Trucos para que tu perro acuda a la llamada
Espero que éstos consejos os sean de utilidad, y recordad que podéis contactar conmigo si tenéis dudas sobre el proceso.
Feliz martes perrer@s!
María Morales Martínez
Educadora y Terapeuta Canino.
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