Desde hace unos meses no hay día que mis hijas no me pidan un perro, creo que no se hacen a la idea de la responsabilidad que conlleva. He tenido auténticas discusiones con ellas para hacerlas entender la dedicación que requieren, ¿si no se preocupan en exceso de su pequeño hámster, podrían cuidar a un perro? Tendríais que escuchar la de cosas que me llegan a decir para intentar convencerme, pero me temo que no cuela, seguro que al final la responsabilidad recaería sobre mí y si ya voy con la lengua fuera a todas partes, mejor ser realista, por mucho que a mí también me encanten. Mi frase disuasoria es “cuando dejéis de quererme y darme mimos, tendremos un perrito para que me los dé él” y la contestación de mis hijas siempre es la misma “pero si nunca vamos a dejar de quererte y darte mimos, ¿no tendremos jamás un perro?” Ahí es cuando a mí se me cae la baba y digo, “pues, ya veremos“…
Si ya tenéis una mascota en vuestras vidas, os dedico este post. Veréis que los animales no están reñidos con la decoración y que podemos ofrecer a nuestros mejores amigos lugares donde dormir, comer o descansar como merecen. Os muestro ideas de todo tipo y para todos los gustos, algunas quizás algo rimbombantes y otras muy ingeniosas fruto de la maña de sus propietarios, como muebles tuneados de Ikea, sencillas cestas colocadas en la pared, cajas de fruta convertidas en camas,… ideas “low cost” de lo más aparentes. Porque los animales no necesitan grandes lujos, ¡pero sí mucho amor!
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