Nunca pretendamos que un perro ascienda a nuestra capacidad de razonamiento, sino por el contrario seamos nosotros los que descendamos a su capacidad cerebral y de instintos.
La primera regla de oro que no debemos olvidar nunca es que la sociedad canina está estructurada en forma jerárquica. Los perros, ya sea entre humanos o entre animales, siempre van a intentar determinar quién está por encima o por debajo a nivel social en todas sus interacciones. Por ejemplo, un cachorro, cuando entra en una familia, en los primeros días de convivencia ya ha visto claramente la jerarquía: el padre de familia es el líder (como casi toda sociedad animal, es machista), después la madre y por último los hijos en orden descendente cronológicamente y él, el último. Este orden debe mantenerse siempre. El cachorro aprende, muy joven, a respetar las normas que permiten la estabilidad y el acceso a la jerarquía.
A la hora de comer
El instinto más básico, el de la alimentación, ya nos tiene que servir para irle marcando su lugar en la sociedad y su futura educación. A través del acceso a la comida aprenderá a conocer la estructura social que rige cualquier grupo de perros y la que reinará en nuestra relación con él. Respetará así una jerarquía en la cual él debe ocupar siempre el último lugar. ?Cómo? Debemos hacer lo que ya hacía su madre: obligarle a comer siempre después que ella. Siempre pondremos la comida al cachorro, después de comer la familia, nunca antes, o al menos que pase un intervalo entre su comida y la nuestra de una hora.Nunca estaremos presentes mientras come y prohibido darle su alimento con la mano para que lo acabe. Tampoco le daremos nunca nada mientras estemos comiendo, ya sea en la mesa o en otra situación. Si seguimos estos requisitos evitaremos que el cachorro cuestione quién está por encima de él a nivel social, cuando llegue a adulto. Si incumplimos estos sencillos pasos, el perro habrá crecido siendo líder, y por ley natural tiene que defender esta postura y natural es usar, incluso la agresividad contra nosotros para mantenerla.
Así pues, nos permitimos modificar el antiguo refrán que dice que "al marido se le gana por el estómago," y añadir que "al perro lo perdemos por el estómago".
En ninguna sociedad animal en libertad veremos jamás comer a las lideres en segundo término, son normas sagradas que todos los animales de la creación conocen, respetan y aceptan sin cuestionárselo y no por eso los que no son líderes son menos felices.