Aunque es posible que se trate de un problema de nacimiento, es también frecuente que la sordera en perros y gatos esté causada por infecciones o, simplemente, por la edad. Si bien al principio lo consideremos un impedimento en el día a día, lo cierto es que puede solucionarse con trucos y entrenamiento. De este modo, serás capaz de hacer la vida más fácil a tu compañero. Lo único imprescindible es tener paciencia, porque el proceso de aprendizaje será efectivo, pero lento.
Especies propensas a la sordera
En cuanto a los perros, una especie con tendencia a padecer problemas de audición es el Dálmata, a veces, desde su nacimiento. El Bullterrier, que proviene de una mezcla de razas de Terrier, también tiene cierta predisposición a la enfermedad auditiva, dado su color albino que se trató de solucionar añadiendo un poco de color a su pelo.
Los gatos blancos también tienden a ser sordos. El origen de esta anormalidad unida al color blanco no está claro, pero se cree que la formación de las estructuras nerviosas del oído y de la pigmentación sí están relacionadas.
Cómo hacer frente a la enfermedad
La sordera conlleva ciertos riesgos para todos los animales, ya que es uno de los sentidos más importantes por los que se guían. Esto es más acusado en el gato, ya que el oído es el sentido responsable de su equilibrio, que le permite mantenerse sobre cornisas o árboles. Tus mascotas, sin oír, son mucho más vulnerables ante peligros como el tráfico, por lo que es importante llevarlas siempre con una correa.
Uno de los problemas que surgirá será que tu can no atienda cuando le llames. Puede que el oído no lo tenga totalmente perdido, por lo que es posible emitir sonidos agudos, que tal vez sí escuche. En caso contrario, tienes la opción de usar señales luminosas, como ráfagas hechas con una linterna o apagar y encender las luces; aunque esté afectado por la sordera, tiene desarrollados otros sentidos que hay que aprovechar. Por esta misma razón, otro estímulo por el que el animal atenderá será colocar comida: olerá el alimento y será tu oportunidad para comunicarte con él.
El lenguaje de signos también se puede aplicar a los animales, por supuesto de forma más sencilla que con las personas. Un signo fácil de realizar y útil para que tu perro o gato acuda es hacer movimientos con la mano en señal de llamada, igual que se hace con las personas. Para que lo aprenda bien, prémiale cada vez que se acerque a ti. La comunicación por señas con las mascotas ha sido comprobada, pero si lo ves complicado, acude a clases de lenguaje para sordos o consulta en algún libro los gestos necesarios para comunicarte con tu animal de compañía.
La vibración es otro elemento a tener en cuenta a la hora de ganarse la atención; dar palmas es efectivo, ya que, además de ruido, produce un temblor que el animal capta, de igual forma que si se dan golpecitos en el suelo. Los collares que vibran también constituyen una solución cuando se va por la calle o incluso dentro de casa y desde luego, no le harán ningún daño. Tocar al animal también es válido, pero hay que hacerlo con suavidad para no asustarlo.
Un compañero, además de aportar aún más compañía, se convertirá en otra solución factible indicada para paliar las consecuencias de los problemas de audición. Un ejemplo de ello: el perro sano oye el timbre, acude a la puerta... y el otro lo sigue. Un amigo que además sirve de guía.
La mejor cura, la prevención
Tu mascota requiere unos cuidados y algunos de ellos son capaces de prevenir enfermedades e infecciones que, entre otras causas, pueden derivar en sordera. Algo que no se debe olvidar es la limpieza de los oídos, aunque si se nota que el animal tiene picores no hay que dudar en acudir al veterinario.
El lavado hemos de realizarlo de forma cuidadosa y fijándonos en los productos que se emplean. Esto es importante, porque aunque se tenga buena intención, si no es el artículo adecuado, se puede causar una infección; nunca está de más una consulta al veterinario sobre los productos más adecuados en cada caso, porque es quien mejor te puede aconsejar.