No tengo miedo a los perros pero reconozco que, para una persona que les tenga respeto, impone (y mucho) que te vengan de frente 30 kg de pelo, patas y dientes con ánimo de jugar, sí, pero carentes de control.
Pues eso ha pasado esta mañana temprano y se ha llevado por delante a Cata que, al no entender la situación, ha salido corriendo hasta que la he llamado y ha parado en seco, dándome la posibilidad de recuperarla y ponerle la correa.
En realidad la mayoría de estos perretes que llegan así, no tienen ánimo de hacer daño (entiendo que nadie suelta a su perro si no confía en él) pero, al no controlar su fuerza, pueden mostrarse impulsivos y brutos con otros perros y, aunque su intención suele ser simplemente la de pasar un buen rato, por lo general resultan tan invasivos que acaban incomodando o asustando al otro animal, provocando situaciones tensas, o incluso algún conflicto si el otro animal responde en ese momento.
Ras, por ejemplo, tolera a muy pocos perros que invadan su espacio propio por lo que, durante el paseo y ante perros desconocidos, observo primero y si le noto incómodo, me anticipo a la situación y lo llamo a mi lado para evitarle malos ratos.
Que conste que lo de esta mañana, son cosas que nos pueden pasar a todos en el parque pero que, conociendo a nuestro perro y sus reacciones ante diferentes situaciones (perros personas...) podemos prevenir situaciones desagradables para nosotros mismos y para el resto, disfrutando más y mejor del paseo.