Te dispones a iniciar una aventura con tu compañero canino, te pones el cinturón, arrancas motores y, antes de llegar a la primera curva, se desata la conducta. Tu perro se pone a ladrar y a golpear el cristal como si no hubiera un mañana, tu nivel de estrés aumenta al mismo que el suyo y la situación se vuelve insoportable.
¿Te suena?… no te preocupes, tú también puedes solucionarlo.
Normalmente, estas situaciones están relacionadas con:
Miedo a ciertos estímulos que se producen en el exterior: por ejemplo, perros que tienen miedo a personas o a otros perros; especialmente cuando nos paramos en un semáforo o en un paso de cebra.
Perros con comportamientos reactivos: aunque los comportamientos reactivos llevan una valencia emocional negativa relacionada con el miedo, su raíz principal es el estrés y su gestión inadecuada. Por lo tanto, frente a una pequeña alteración en el ambiente y/o frente a estímulos que se cruzan a una distancia determinada del automóvil, podrían detonarse este tipo de conductas.
Perros que provienen de un ambiente rural y que se ven inmersos en plena Gran Vía Madrileña, experimentando una sobre estimulación para la que no están preparados y que conlleva la detonación de la conducta.
Frustración, relacionada con un estrés positivo y provocada por no poder acceder a los recursos que se encuentran en el exterior.
Asociación negativa con el vehículo, ya que solamente lo hemos utilizado para llevarle a zonas en las que se producen situaciones que él percibe como negativas, por ejemplo, la clínica veterinaria.
Cómo actuar cuando mi perro ladra en el automóvil
El tipo de ladrido que emita el perro será fundamental para identificar la raíz del problema, siendo algunas de las pautas generales más eficaces las siguientes:
Realiza un paseo de olfato previo a introducir al perro en el coche, de esta forma iniciaréis la experiencia con unos niveles de estrés más adecuados
El último que se sube al coche, es el perro; nada de ir cargando el coche o de esperar a otras personas en el interior.
Realiza, durante días previos, circuitos de olfato alrededor y en el interior del coche, de esta forma comenzará a romperse la asociación negativa.
Cuando el paso anterior esté controlado, implementa masticables en el interior trasero del coche estacionado y, progresivamente, comienza a realizar trayectos de apenas unos metros. Poco a poco, podrás ir aumentando la distancia con seguridad.
Utiliza un parasol en las ventanas traseras que os ayude a limitar la visibilidad hasta que hayáis avanzado con el resto de pautas de trabajo
Mis compañeras caninas suelen viajar con arnés y doble cinturón de seguridad, pero en casos de miedo frente a estímulos el transportín puede ser un gran aliado (especialmente en las sesiones iniciales y siempre que se trabaje con él de una forma positiva para el perro)
No mediques al animal, salvo que sea por un problema de salud y esté pautado por la clínica veterinaria. Como norma general, aplicar calmantes a perros que sufren miedos hace que estos se encuentren más desprotegidos y el problema se vaya enquistado silenciosamente en su interior.
Dicen que “Viajar es añadir vida a la vida”, y conseguir desplazarte en coche con perro no debería ser tedioso ni complicado.
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¡GUAU! ¡MI PERRO Y YO QUEREMOS DISFRUTAR DE UNAS VACACIONES SIN SORPRESAS!í