La mayoría de nosotros, los que amamos a los perros, hemos soltado alguna vez aquello de que al perro “solo le falta hablar”, ¿verdad? Y también nos lo hemos quedado mirando y nos hemos preguntado: ¿qué estará pensando?, ¿qué querrá decir cuando ladra?, ¿con qué soñará? Menudo misterio y cuántas preguntas sin resolver. Sin embargo, una serie de investigadores han querido dar respuesta al tipo de relación que establece el perro con nosotros, sus propietarios.
Según un reciente estudio de los científicos de la Universidad de Emory, y gracias a los avances recientes en la tecnología de imágenes cerebrales que permiten descifrar los acontecimientos que ocurren en el interior del cráneo canino, han descubierto que los perros nos ven como su familia, como alguien a quien amar y proteger. ¿Cómo lo hicieron? Entrenaron perros para que se quedaran completamente quietos y pudieran hacerles una resonancia magnética de sus cerebros mientras se les presentaban olores, tanto extraños como olores familiares.
Lo que encontraron fue que los centros de recompensa de los perros se encendieron como fuegos artificiales cuando se les presentaban olores que pertenecían a su propietario. En ese bombardeo de olores que se les presentó se filtraron y dieron prioridad a los olores de sus propietarios sobre los otros olores.
Otro estudio, realizado por la Universidad Eötvös Loránd de Budapest, centrados en la comunicación verbal entre perros y humanos encontró que los sonidos vocales con peso emocional se procesan de manera muy parecida en ambas especies, en la canina y en la humana.
Fruto de este entendimiento mutuo, los perros son la única especie que cuando se asusta, tiene ansiedad o está inquieto, busca confort en sus propietarios, igual que hacen los niños. También cabe recordar que son la única especie animal que busca el contacto visual con los seres humanos.
Las investigaciones no solo se han llevado a cabo de perro a humano, sino que también se ha llevado a cabo de humano a perro. En este sentido, los científicos del Hospital General de Massachusetts midieron la actividad cerebral humana en respuesta a las fotos de perros y niños. Los participantes del estudio eran mujeres que habían tenido perros y bebés durante al menos dos años. Ambos tipos de imágenes activaron actividad en las regiones del cerebro asociadas con la emoción, la recompensa, el procesamiento visual y la interacción social. Las conclusiones fueron claras: tanto un bebé como un cachorro, por lo general, nos hacen igualmente felices.
Algunos propietarios de perros ven a sus perros como un integrante más de la familia y ahora la ciencia ha probado que los perros también nos consideran parte de la suya. La vinculación con los dueños es mucho más importante para los perros que su vinculación con otros animales, por eso, se merecen el mayor de los respetos y el mayor de los amores.
Sandra Ferrer.
Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”
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