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En el estudio participaron más de 8300 perros de 80 razas diferentes y los resultados concluyeron una fuerte relación entre la altura del perro, su peso, la forma del cráneo (largo y ancho) y el comportamiento. Así, se constató que cuanto más pequeño era el perro, más problemas de agresión presentaba respecto a los perros de tamaño más grande.
Sorprendentemente, los investigadores pudieron demostrar que a medida que el tamaño del perro era menor, aumentaban conductas indeseadas como la conducta de monta por dominancia, la agresividad, la búsqueda de atención constante, los problemas de ansiedad por separación, etc. Por contra, cuanto mayor era el tamaño del perro más facilidad de educación y entrenamiento presentaba.
En cuanto a la forma del cráneo, los investigadores explicaron que cráneos más grandes como los de Whippets, Salukis o Afganos sobresalían en conductas de caza y presa, sin embargo, también presentaban conductas de miedo a los extraños, robo de comida o ladrido excesivo. Esto lo atribuyen sobretodo a que han sido perros poco domésticos. Por contra, perros esencialmente domésticos y de compañía como son los de hocico chato, como Carlinos, Frenchis o Bóxers presentaban comportamientos de cachorros aún siendo adultos y apenas conservaban el instinto cazador y de presa.
Las principales conclusiones fueron:
Las conductas indeseadas aumentan conforme el tamaño del perro disminuye.
Los perros con hocico corto se acicalan y miran compulsivamente con más frecuencia.
Las razas más pequeñas, especialmente los Terrier, mostraron mayor agresión hacia los extraños. Recordemos que los Terriers fueron criados para perseguir y cazar pequeñas alimañas. Podría ser que las razas pequeñas con piernas cortas hayan heredado la agresión.
Los perros más pequeños llaman más la atención cuando su dueño le pone atención a alguien o alguna cosa que no sea el perro.
Las razas más grandes descendientes de razas más pequeñas, que tenían el propósito de ser perros de compañía, podrían mostrar comportamientos que son raros para su tamaño. Además, las razas ligeras son más propensas a ser excitables, hiperactivas y energéticas, en comparación con las razas que tienen un cuerpo pesado.
Ahora bien, habiendo hecho estos interesantes descubrimientos, se preguntaron lo siguiente: ¿los perros pequeños presentan peores conductas debido a su naturaleza o debido a la educación que le hemos dado? Recordemos que los propietarios tienden a tratar diferente a los perros más pequeños que a perros grandotes. El hecho de verlos tan pequeños provoca en los propietarios un comportamiento más tolerante ante conductas inadecuadas, en este sentido, la sobreprotección y la necesidad de consentirlos provocaría estas conductas en perros de menor tamaño.
Un interesante estudio que deja abiertas numerosas preguntas y que ya están intentando resolver este equipo de investigadores de la Universidad de Sidney.
Y tú, ¿qué opinas?
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”
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