No compres o adoptes si...
- ¿Voy a poder cuidarlo? ¿Quién va a asumir las responsabilidades? Un perro exige grandes esfuerzos por nuestra parte. No importa si estamos a 40ºC, llueva o esté nevando, a los perros hay que sacarlos a pasear a la calle todos los días, al menos dos veces. Antes de tenerlo debes dejar claro a todos los miembros de la familia cuáles son sus obligaciones, aunque cuando de niños se trata, debes saber que, muy probablemente, terminarás siendo tú quien se ponga el abrigo todas las mañanas para salir a la calle con tu mascota.
- ¿Estoy dispuesto a invertir en su bienestar? Accesorios, comida, juguetes, veterinario, residencias caninas, adiestrador, seguros para perros... Todo esto supone un desembolso, así que debes tener en cuenta si tu economía doméstica puede asumir estos gastos.
- ¿Hay algún alérgico en casa? Importantísimo. Asegúrate de que ningún miembro de la familia sufre alergias, porque entonces quizá tengas que anularlo todo.
- ¿Qué voy a hacer con él durante las vacaciones? Es un problema que se plantea a muchas familias. Tienes varias opciones: llevarte al perro contigo (puedes incluso viajar en avión), dejarlo con algún familiar, con un cuidador, en una residencia para mascotas... En todo caso, debes tenerlo planeado previamente.
Si después de sopesar todo esto sigues convencido en adoptar o comprar un perro, te damos la enhorabuena porque vas a comenzar a convivir con el mejor de los compañeros, el más noble y leal que puedas imaginar.
Preparándonos ante la llegada
Antes de que el perrito entre por la puerta de casa, has de informarte muy bien y hacer algunas compras. Te aconsejamos que te informes todo lo que puedas, ya sea a través de Internet, libros o revistas especializadas. Cuanto más sepas acerca de los perros y de su raza en concreto (si es que no es mestizo) te vendrá bien para disfrutarlo más y para afrontar los retos que se te van a ir planteando.
Por otra parte, pide a vecinos y amigos que te recomienden un veterinario para ir sobre seguro. También puedes buscarlos por tu zona y acércate para conocerlos, de esta manera podrás decidir previamente a cuál de ellos vas a llevar a tu mejor amigo.
Además, tienes que comprar todo esto:
- Transportín.
- Comedero y bebedero (de acero inoxidable con base no resbaladiza).
- Caseta, cojín o cama.
- Correa.
- Alimento.
- Juguetes.
- Cepillo para el pelo.
- Champú o jabón especial para perros.
- Chapa de identificación.
Los primeros días
Lo normal es que un perro sufra estrés cuando llegue a su nuevo hogar porque todo le resultará desconocido: los lugares, las personas, los olores... ¡Todo! Por eso debemos tener mucha paciencia y actuar con total tranquilidad.
Lo mejor es que él solo se dedique a explorar todos los rincones de la casa. Nuestra actitud debe ser calmada, es mejor no hacer grandes aspavientos ni ruidos fuertes, para que note que en casa hay total normalidad.
Por las noches, debes decidir antes qué quieres hacer, si prefieres que duerma en una estancia concreta, como la cocina o el baño, o si quieres que duerma en tu habitación (o incluso en tu cama). Hay teorías para todos los gustos. Algunas personas prefieren dormir con su perro porque les encanta sentir su presencia mientras duermen. Para otros no deja de ser un compañero algo molesto que se mueve, que ladra si escucha un ruido extraño y que incluso ronca. ¡Tú decides!
Si tomas la decisión de que duerma en otro cuarto, no acudas inmediatamente cuando llore y te llame (lo va a hacer seguro). Debe acostumbrarse a dormir solito y lo va a aprender muy pronto. Le va a tranquilizar mucho que le pongas una manta y un despertador que se asemeje al sonido del palpitar del corazón de su madre.
Salud y prevención
Como decíamos, una visita temprana al veterinario es fundamental, y es que en la clínica veterinaria te informarán del calendario de vacunas para los cachorros de perro, de las pautas de desparasitación, de la alimentación que más le conviene en función de su raza, peso y edad y, además, despejarán todas las dudas que te hayan surgido hasta ese momento.
Hay otro aspecto que debes considerar. Los cachorros de perro lo exploran y muerden todo, sobre todo durante la etapa de la dentición. Teniendo esto en cuenta, trata de ocultar cables, y dejar fuera de su alcance los medicamentos, productos químicos y, en general, todos aquellos objetos que le puedan dañar.
Cómo educarlo
Los perros descienden del lobo y todavía tienen una gran información genética heredada de ellos. Así pues, hay algo muy importante que debes saber: para tu perro, tu familia es su manada y por eso, desde el primer día, debes hacerle entender que todos los miembros de la familia/manada están por encima de él (los niños tienen que participar en su educación y adiestramiento). Si el perro no aprende esto, seguramente tengamos problemas de dominancia en el futuro, que en ocasiones derivan en comportamientos agresivos.
Aparte de esto, poco a poco, debes adiestrar al cachorro y hacer que vaya aprendiendo lo siguiente:
- Debe respetar a todos los miembros de la familia y todos los miembros de la familia deben respetarle a él. En este sentido, tiene que obedecernos a todos. Cuando actúe mal hay que decirle un "NO" con un tono y mirada severos. No hace falta gritar y jamás hay que recurrir al castigo físico. Y cuidado con los niños, sobre todo al principio no los dejaremos solos y estaremos siempre pendientes de las reacciones de ambos. Y es que aunque los perros son, sin duda, los mejores compañeros de juegos, no sabemos cómo van a responder ante un tirón de orejas o de bigotes.
- No morder. No le dejes que te muerda las manos, ni siquiera jugando.
- Hacer sus necesidades donde tú le digas. Llévale donde quieras que lo haga y acaríciale cuando lo haga bien. Está comprobado que con los perros lo que funciona de verdad es el refuerzo positivo (caricias, palabras de ánimo, chuches para perros, etc.).
- Órdenes básicas. 'Ven', 'siéntante', 'tumbado' o 'quieto' son comandos muy sencillos y que nos van a venir siempre muy bien.
Tengamos siempre presente que los perros no son personas. Para que sean felices y equilibrados deben ser tratados como lo que son: perros. Con todo el cariño del mundo, por supuesto, pero cada uno en su lugar. De esta forma disfrutaremos muchísimo más de nuestro mejor amigo canino.