Pero, ¿realmente existen razas caninas peligrosas? ¿Es el legado genético el que determina la agresividad de un ejemplar? Si un animal perteneciente a una raza de las no consideradas peligrosas, ataca a una persona ¿se harán eco de ello de forma tan insistente los medios de comunicación? Parece no haber un consenso al respecto.
En realidad, el factor genético determina entre un 20 y un 30% de la conducta de un animal, lo que deja un 70- 80 % a la influencia de otros factores como la socialización, la educación y el medio ambiente, vitales en el correcto desarrollo psicológico de la mascota.
Aunque la principal función de los antepasados del Pit Bull haya sido el desempeño de labores que requieren agresividad, esto nunca justificaría científicamente un ataque. El detonante de situaciones tan desagradables es la educación que hacen algunos individuos de sus animales de compañía.
Detrás de esas nefastas noticias que aparecen en las páginas de sucesos, siempre se esconde algún indeseable encargado de fomentar el miedo y el aislamiento en su perro, desembocando en un temor a lo desconocido y, como última y infortunada consecuencia, convirtiéndose en un perro peligroso.
Por otra parte, aunque en muchos medios se hayan encargado de hacer creer a la opinión pública lo contrario, el Pit Bull no es ni mucho menos un perro asesino. Esta raza está dotada de gran fidelidad e inteligencia, aunque sea tozudo en ocasiones. Es sorprendente el grado de lealtad y devoción que puede procesar hacia su amo; puede llegar a ser el amigo más noble e incondicional que una persona pueda encontrar.
Un glorioso pasado
Existen diversas teorías sobre la procedencia del American Pit Bull Terrier, aunque la más fiable apunta a que la raza se originó en Inglaterra. Durante el siglo XVIII, se pusieron muy de moda las sangrientas luchas entre perros de presa y toros. Estos ejemplares se enfrentaban sin miedo a enormes toros en luchas a muerte, para las que eran entrenados fomentando un sentimiento de rabia y odio. Era habitual que a estos perros se les emplease también para la caza mayor e, incluso, como perros para el pastoreo vacuno.Hay otra teoría sobre el origen del Pit Bull que apunta a un origen aún más lejano. Los perros molosoides que componían los ejércitos asirios, y que tenían como principal cometido la lucha en la guerra, podrían ser los auténticos tatarabuelos del Pit Bull.
Los fenicios, grandes comerciantes, los introdujeron en el continente europeo y también llegaron finalmente a la Península Británica. Allí se mezclaron con los perros autóctonos dando lugar a molosoides británicos más fieros aún. Posteriormente aparecen los ya desaparecidos Bandog y Alaunt como consecuencia de los cruces y que, se supone, fueron los antepasados del Bulldog y el Mastiff.
En 1835, tras la prohibición de las luchas de perros y toros en Inglaterra, empiezan a realizarse combates sólo entre perros para sustituir las antiguas peleas. Es entonces cuando comienzan a cruzarse Terriers y antiguos Bulldogs surgiendo así Bull and Terrier.
En 1870 llegaron a EE.UU llevados por los inmigrantes británicos, que los empleaban como perros de vigilancia para defender propiedades. Se empezó a buscar mediante cruces un perro más grande, surgiendo los actuales Pit Bull Terrier y American Staffordshire Terrier, dos razas que impresionan por su planta y su fuerza.
Físico imponente
La talla del Pit Bull es mediana, pero es un animal de aspecto compacto y fuerte. El peso que rondan es de entre 14 y 23 kilogramos en las hembras y 15 y 28 kilogramos en los machos. La cabeza es extraordinaria de tamaño y rectangular, de cráneo aplanado y ancho, con las orejas implantadas altas. Es indiferente si éstas están cortadas o no, pero deben estar siempre erguidas.Los ojos de este perro son de mirada penetrante, están situados más o menos altos y separados y suelen ser de tonalidades oscuras. El hocico del Pit Bull es grande y cuadrado y las mandíbulas deben cuadrar y ser del mismo tamaño, no permitiéndose en el estándar de Kennel Club americano el progmatismo o las mandíbulas en tijera. Son muy poderosas y son comunes en el resto de las razas de perros de presa.
El cuello fuerte y musculoso es también un factor común en perros como el American Stafford Shire y el Pit Bull. Este detalle les otorga un aspecto de fortaleza y robustez muy característico. Por último, el lomo de estos perros es corto pero fuerte y a él están unidas las patas, de huesos macizos y de gran tamaño.
En general, cabe destacar la gran fuerza y energía que tiene. La vitalidad de estas perfectas creaciones de la genética puede llegar a ser apabullante gracias a la gran dotación de recursos físicos que posee. Es uno de los ejemplares caninos más poderosos.
Tozudo en toda regla
La inteligencia es uno de los rasgos más característicos del carácter del Pit Bull. A pesar de que a estos juguetones cánidos se les ha tachado en los últimos tiempos de ser unos asesinos en potencia, en realidad se trata de perros dotados de un carácter afable y muy sociable.Es cierto también que en ocasiones pueden ser extremadamente tozudos y cabezones. Aunque algo les resulte imposible de alcanzar, no cejarán en su empeño de conseguirlo. Da igual lo alta que esté la meta, un Pit Bull nunca cesa. Hasta no recibir una orden que le indique lo contrario no desviará su atención. Su aguda inteligencia les facilita la capacidad para aprender cosas nuevas.
La fidelidad hacia su dueño es también otro factor de la personalidad del Pit Bull. Este perro se desvive por sus amos y por lograr complacerlos, es muy importante la aprobación por su parte. Son perros que necesitan hacer gran cantidad de ejercicio para poder desfogar toda su energía y, por ello, requieren de más tiempo que otras mascotas.
Imágenes: Forera Narú, Scott Kinmartin, Idbaker, Rmcnicholas, This year's love y Outlier*, de Flickr.com