Artículo de Elisa Cardonal, tomado de El Mundo.es
La cerdita "Luna" durante el primer programa del concurso animal
"Vaya Fauna" | MEDIASET ESPAÑA
Con tan sólo un episodio en su historial, el programa de Telecinco Vaya Fauna se perfila como uno de los más polémicos dentro de la parrilla televisiva nacional. Desde su estreno el pasado 1 de julio, las voces en contra del primer talent show de animales no se han hecho esperar y fundaciones como FAADA o el Partido Animalista ya han condenado un espectáculo que, según denuncian, esconde mucho más de lo que muestra ante las cámaras.
Métodos y prácticas-considerados sospechosas para algunos colectivos- en busca de lo que desde la página web del programa se presentan como "las habilidades más sorprendentes de una cerdita valiente, un perro en patinete, caballos que bailan sevillanas...". Reclamos circenses que ahora sirven como gancho para atraer al telespectador.
Más allá del espectáculo y la curiosidad que suscita ver a una cerdita vestida con tutú abriendo y cerrando cajones, o un oso posando para un selfie, el verdadero interés reside en los procesos de entrenamiento y aprendizaje por los que han tenido que pasar estos animales antes de llegar a mostrar sus "habilidades" en un plató de televisión.
En concreto, perros haciendo skate, patos atléticos, caballos bailarines y un oso trompetero. Todo eso y más es lo que pudieron observar los espectadores del talent show. Precisamente, el último caso, el oso de 300 kilos que ha aprendido a comportarse como un humano, es el que más críticas ha suscitado.
Pero, ¿hasta qué punto el entrenamiento de un animal puede provocar sufrimiento o tortura?
Pablo Herreros, experto en comportamiento animal y autor del blog de EL MUNDO, Yo Mono, asegura que todo aprendizaje implica la imposición de algún cambio en la conducta del animal. Para ello "no siempre se recurre al uso de la fuerza o la violencia directa, existen otras técnicas que maltratan al animal por dentro, como mantenerlos aislados o dejarlos pasar hambre para que aprendan".
Primera emisión del programa "Vaya Fauna". | MEDIASET ESPAÑA
De ahí que en muchas ocasiones los dueños recurran a técnicas para que el animal termine haciendo lo que quieren. Como asegura Pablo Herreros, "tiran tanto de ellos que acaban quebrando su voluntad". En ese caso, el animal sufre, y por lo tanto, es tortura, sostiene.
"Como ocurre con el ser humano, los animales también sufren mucho estrés cuando se ven sometidos a este tipo de presiones", recuerda el experto.Predisposición genética
Dentro de estos procesos de aprendizaje, Pablo Herreros destaca un matiz importante: "Algunos animales se prestan a colaborar y están dispuestos a recibir órdenes, como ocurre con los perros y algunos gatos, pero hay otros que se resisten y son obligados a hacer cosas que jamás harían en libertad".
Por lo tanto, la genética de cada especie y la personalidad de cada animal es la que determina la predisposición al a hora de aprender una nueva conducta que se aleja de sus habilidades naturales.
Desde la cadena se defienden asegurando que no toleran ninguna "actitud negativa hacia los animales", pero lo cierto es que "desde un punto de vista ético el adiestramiento de animales como osos, lobos o leones -más propios de espectáculos de circo- supone una interferencia en sus patrones de conducta, lo que conlleva una ruptura de su bienestar", en palabras del naturalista y autor del blog Tierra de EL MUNDO, Joaquín Araújo.
"Los animales no quieren dejar de ser lo que son, no quieren contar manzanas, abrir cajones o tocar la trompeta, y es importante respetar eso", asegura el naturalista.
La audiencia, de momento, ha convertido en líder este programa en su primer día de emisión. Pero la polémica que hay detrás del trato que reciben estos animales televisivos ha trasladado el debate fuera del plató. No es un caso aislado. Ya ocurrió algo parecido con Noa, la tigresa que mansamente acompañaba a la cantante Edurne en el videoclip elaborado para el Festival de Eurovisión.
Entonces, ¿es lo mismo maltratar que adiestrar? Según Joaquín Araújo si "desde el momento en el que se priva a un animal de su libertad y se le saca de su hábitat para obligarle a hacer cosas que no quiere, ya se considera abuso".
Y desde el punto de vista moral existe un relación directa entre adiestramiento y abuso de poder por parte del ser humano hacia el animal, "quien no puede negarse a cumplir órdenes". Joaquín Araujo también recuerda que "por desgracia, España es un país que nunca se ha tomado en serio la defensa de los animales".
Anoche Telencinco lanzó la segunda emisión de su polémico programa, y las reacciones no se han hecho esperar.