El sábado 23 Marzo por la noche, veo a mamá muy ajetreada, hablando más de lo normal por teléfono mientras cogía mi trasportín, collares, correas y lo ponía junto a la puerta de entrada de casa. (Que bien, eso es que nos vamos algún sitio) ¡!Jupiiii¡! Pero llego la hora de dormir y nos fuimos a la cama.
Por la mañana me planta el collar y por fin nos vamos con todos los trastos de paseo. Nos subimos al coche y empecé a olores nuevos, por esos parajes nunca había pasado anterior mente, carretera nueva, campos nuevos ¿A dónde me lleva?
Uf que desilusión paro cerca de una gasolinera, menos mal que había un parque, me bajo del coche y estuve descubriendo lo que contenía ese pequeño parque, de pronto se me acerca tres miniaturas de perros y uno como yo, (un tanto sucio) iban sueltos sin collar ni correas, ¿Un poco raro no?, mama no se asusto pero sentía que se había enfadado con alguien por que habían cruzado la carretera los cuatro perros y en ese momento pasaba un coche, al poquito se me acerco una señora, que llevaba un bastón y me quiso acariciar, no me daba buen rollito ¿A ver si me da con esa vara?
Mamá se puso hablar con ella y mientras trato de descubrir quiénes son estos tres colegas, veo que mama coge al que era de mi misma raza y regresamos al coche y me dice que me quede sentadita y quieta, (el tono lo tenía enfadado a sí que le hice caso inmediatamente) y de pronto a mi semejante le coloca uno de mis collares y lo mete en el coche dentro del trasportín y a continuación me sube a mí también.
Volvimos por el mismo camino a casa. No paro de hablar sola, con un tono que me daba miedo, no quería levantar ni las orejas por si me reñía, el colega que iba en mi trasportín esta muerto de miedo y tan sólo llegar al garaje bajo el trasportín sin sacar a ese pobre animalito de allí dentro y lo subió a casa.
Mamá se cambio de ropa y preparo la ducha, (madre mía otra vez al Agua), pero no, vi como sacaba al pobre chuchi del trasportín y lo metió en la pila de la terraza y se pone manos a la obra. Daba mucha pena verlo, parecía que no sabía que le iban hacer, lo sentía muy desconcertado y con mucho miedo, a continuación mamá empezó a soltar improperios de cómo estaba el pobre Black, tenía muchos bichitos enganchados en su cuerpo, (mamá las llamaba garrapatas y tenía un puñado de esas cosas que le chupaban la sangre), estuvo casi una hora con él, nunca mamá había tardado tanto tiempo con mi baño. No paro de renegar mientras secaba a Black (la verdad que nunca había visto un perro tan flaco como él) y luego de estar tan limpio siguiera oliendo mal. A continuación mamá cogió la botella que más rabia me da, el spray anti-insecticida, y lo vació sobre el cuerpo del escuálido perrito. Empezaba a tenerle mucha lástima, parecía que no era suficiente con el baño y el insecticida que también cogió el aceite y se lo froto por todo el cuerpo, también le puso vaselina en el hocico, una pipeta y a continuación le limpio el ojo (Pues tenía una pupa en el ojo izquierdo, la pupila la estaba toda blanca) Si todo eso no era suficiente, le dio una pastilla de las mías para que no tenga gusanitos en la tripa. (Me dio mucha rabia que cogiera mis cosas para él, pues utilizo mi trasportín, uno de mis collares, mis toallas, gasto mi champú, le cepillo con mi manopla, etc.) ¿Y ahora que toca hacer, si todo lo ha gastado porque me coge ahora a mi? Pues toma, lo que quedaba de insecticida me lo rocía en mi cuerpo más otra pipeta y eso que yo no tengo bichitos.
Yo empezaba a estar desesperada, entre que no me hacía caso, estaba muerta de hambre, sentía el miedo de Black por todos sus huesos, que su olor me indicaba que ese chucho estaba malito y que encima no sabe jugar, me desesperaba por que el pobre no sabía dónde esconderse ni colocarse, descubrió mi caseta de la terraza y se cobijo allí dentro, no paraba de temblar y a mamá le fue muy difícil sacarlo de allí dentro, así que cogió unas chuches y como estaba muerto de hambre consiguió sacarlo. Como observo que se había puesto encima de uno de los almohadones de la caseta, saco uno y lo puso en la cocina al lado de mi cuna. ¿Acaso de va a quedar con migo?
Por fin mamá nos va a poner la comida, que bien hoy toca variación de pienso con atún. ¡Madre Mía! Este Black esta muerto de hambre, se ha tirado encima del plato, ¡no sabe la que le va a caer! Mamá me quito el plato y también a él, no paraba de decirle sentado y quieto, pero estaba muy nervioso e iba de un lado a otro de la cocina, no me dejaba en paz, (yo estaba sentada y quieta), pero Black no obedecía, menos mal que le gruñí y se puso sentado al lado de mama y me imito.
Por fin nos puso el plato y don nervioso tardo un minuto en terminar el suyo cuando yo apenas empecé, a continuación se tiro a comer de mi plato, así que me retire y le deje que se lo comiera todo. Nunca había visto nada igual, a saber el tiempo que hacía que no había comido el escuálido Black.
A continuación mamá le enseño en que zona de la terraza podía hacer pis, y el tonto cuando me vio mear, meo sobre mi pis, parecía que lo había entendido, Black era un saco de huesos, que no tenía fuerzas para jugar con migo, solo quería estar con mamá, pero cuando ella lo acariciaba se tiraba al suelo y cerraba los ojos, pobrecito le tiene miedo, aún no sabe que es ella quien nos cuida. Le levantaba la cabeza y le decía que estuviera tranquilo, que no tuviera miedo, se lo decía muy tranquila mientras le acariciaba, me daba pena, Black le miraba muy desconcertado con su ojo bueno y se acurruco a su lado.
Llego la hora de la siesta y para que Black no se sintiera aislado, coloco mi sofá baúl al lado del sofá pequeño, para que descansáramos, Caray menudos ronquidos tenía el saquito de huesos, estaba rendido con tanto ajetreo y no pude pegar ojo, ya que no me fiaba mucho de él. De pronto llego Alfredo y Ana, mis amigos humanos perrunos (los dueños de Brown), me dieron una alegría increíble, les salude muy nerviosa pues quería presentarles a mi nuevo amigo que había traído mamá a casa. Ana se puso a llorar de ver en qué estado estaba, todos hablaban muy mal de los dueños de Black y decían que no entendían como fueron capaces de abandonarlo y ni siquiera darle de comer.
Ana cogió en brazos y Black se portaba como si fuera un muñeco de peluche, se dejo hacer de todo, ¡Estaba tan falto de caricias que copo todo el tiempo que estuvieron en casa yendo de un brazo a otro!
Por la noche nos volvió a poner comida mamá, (menos mal, pues tenía hambre), hicimos nuestras cositas antes de dormir, él me seguía a todos los lados, pero lo más gracioso es que cada vez que mamá iba a la cocina salía disparado como un rayo detrás de ella. Por fin nos fuimos a dormir (si se puede decir eso, ya que no dejo de roncar).
Al día siguiente, mamá se levanto como siempre temprano, pero lo mejor es que nos volvió a dar de comer, pero yo tenía muy poca comida y se fue a trabajar, luego de curarle el ojito y las orejas de Black. La sorpresa la recibí al mediodía, llego Ana y al poco Alfonso, que bien, vamos a tener paseo, chuches y más comida.
Al pobre Black le volvieron a curar el ojito y al momento, le sentó fatal todo lo que había comido. Estuvo devolviendo toda lo que quedo de día, estaban los humanos muy preocupados por la salud de Black, así que cuando llego mamá, nos fuimos al veterinario.
Madre mía, fue horrible todo lo que le hicieron al pobre Black, sentía lo malito que estaba y notaba el dolor que tenia a enfermo. Ana nos acompañaba y ella había veces que no quería mirar, decía que no podía ver lo que le hacían, así que mamá hecho una mano a la veterinaria. Cuando llegamos a casa era ya muy tarde y mamá tuvo que hacer un planing para llevar el control de las medicinas de Black y que cuando viniera a casa Ana supiera que es lo que tenía que hacer.
La semana iba trascurriendo con muchas novedades a causa del saquito de hueso. Como no sabía pasear, lo unieron con migo con una correa doble enganche, así a donde yo iba no le quedaba más remedio que seguirme. Al principio me molestaba, pero cada vez que salíamos de paseo, mejoraba y se adaptaba a mi paso, al igual que los parones para hacer nuestras cositas. Poco a poco los días que mamá le ve más fuerte nos vamos al parque y poco a poco se va integrando con mis amigos.
Parece que todos los dueños de mis amigos perrunos le ayudan a mamá para que Black pierda el miedo, le acariciaban, lo cogían a brazos, cuando se acachaba por medio, le hacían oler una chuche para que levantara la cabeza y cuando lo hacían lo tocaban y le daban la chuche, parece que eso iba funcionando, pues a medida que transcurrían los días cada vez se acercaba más a las personas e incluso aprendió a pedir chuches.
Las visitas al vete las hacemos dos veces por semana, siempre le acompañaba, parece que le tranquiliza el verme cerca de él, ya no es un saquito de huesos, va engordando, también mejora su ojito, pero a mamá le preocupa mucho su otitis. Las veterinarias están muy contentas pues dice que evoluciona muy bien, que no hay como cuidarlos y darles cariño para sacarlos adelante, y a mí me decían que era una buena chica, pues estaba colaborando con su recuperación, que mi apoyo era muy importante, pero lo fantástico es que yo no me quedaba sola, ya tenía un compañero en casa, mientras mamá se va al trabajo.
Desde que Black esta con nosotras, nos acompaña a todos los sitios, vamos al club de agility, a casa de la yaya, al parque, el otro día con Alfonso nos fuimos a merendar a la playa, era la primera vez que veía el mar, se quedo paralizado, el agua estaba muy fría y parece que no le gusta mucho, mamá no me dejo bañarme, (pues durante todo el día estuvo lloviendo y paro por la tarde, así que estaba todo mojado), para evitar que nos metiéramos en el mar nos puso una sudadera a cada uno, parecíamos dos hermanitos, pero no sé porque pensaban los humanos que Black era hijo mío y eso que es casi un año mayor que yo, pero él es más bajito y pesa mucho menos.
Desde que Ana viene todos los días al mediodía a curar a mi hermanito de acogida, he engordado un poco, pues todo lo que le dan a él para comer también me lo dan a mí, aunque menos cantidad. Sigue estando muy obsesionado con la comida, la verdad, que me hace mucha compañía cuando mamá se va a trabajar y no me importa dejarle todas mis cosas, más ahora que esta engordando y el ojito lo tiene mejor me parece más guapo y es muy cariñoso con migo, y me gusta que nos demos besitos también nos damos calor y nos acurrucamos juntos en mi cuna. Sigue roncando como un descosido, menos mal que duerme en el trasportín por las noches, porque durante el día lo tengo pegado como una lapa y no me deja descansar.
¡Anda que no se ha espabilado en poco tiempo mi hermanito!, va detrás de todas mis amigas, cuando reparten alguna chuche en el parque él es el primero en llegar para comer, ¡ya se ha enfrentado a un macho!, y me toco ir corriendo a defenderlo, pues aun no está fuerte del todo, le siguen dado muchos medicamentos, aunque su olor ha cambiado, aunque le hacen mucha peste las orejas, yo creo que es el liquido que le pone la mamá, a los amos de mis amigos les encanta Black, todos dicen lo bueno y tranquilo que es y les encanta achucharlo (menos mal que a mí no me lo hacen, no podría aguantarlo ya que lo que más me gusta cuando voy al parque es correr detrás de las pelotas).
Nos fuimos de aventura con la yaya al río fue un día muy raro, estaba lleno de perros, resulta que había una feria canina y Black iba muy orgulloso andado con la yaya, no le tiraba de la correa y mi yaya estaba encantada. Luego al mediodía entramos en otra feria que habían aún mas humanos que en la anterior y comimos cosas muy ricas, a Black se le iban los ojos detrás de esos platos, sigue tan tragón como siempre, ahora hasta me quita de la boca mi comida. Estuvimos todo el día andado y mi hermanito aguanto el ritmo como un jabato, lo único que no hizo fue mojarse en los lagos del río. (Creo que no le gusta el agua)
Ya han pasado tres semanas y la vete dice que mi hermanito está muy bien, le han quitado casi todos los medicamentos y lo más raro que oí es que se va a Barcelona. Algo se está rumiando, Ana abraza al bonachón de Black y llora, Alfonso, también lo acaricia mucho. Mamá últimamente habla mucho por teléfono y sé que hablan de él, se que algo va a pasar y no me gusta mucho hay algo de tristeza en casa.
Por fin es fin de semana, ya hay sol en la terraza y antes de irnos al cole, salimos a jugar un poco y a tomar el sol, realmente hace mucho calor, me ahogo en la escuela sobre todo cuando entro en el túnel, ¡Qué suerte tiene Black! Él está en la sombra jugando con mis compañeros. Vamos a tener vacaciones la semana que viene así que todos nos despedimos. Pero a la vuelta mamá no fue a casa de la yaya como todos los sábados, regresamos a casa y se puso a recoger las cosas de Black y a ponerlas en una bolsa. ¿Qué pasa, porque no recoges también lo mío?
Por la tarde llamaron a la puerta y entraron una pareja, nunca los había visto, pero ellos conocían nuestros nombres, yo les saludaba con alegría y también hizo mi hermanito lo mismo, pues abrazaron a mamá y parecían conocerse.
Al rato llego Ana, Alfredo y Brown, me puse como loca de ver a todos en casa. Pero al poco el ambiente se entristeció y Ana no paraba de llorar, así que se fueron los tres, quedándonos con esa pareja que no hacían otra cosa que abrazar y acariciar a mi hermano. Tomaron un montón de fotos, nos hicieron posar de mil maneras.
Tras curarlo otra vez por fin nos vamos de paseo, pero ya no me atan a él, ahora va cogido a su correa y lo lleva esa señora. Pero de pronto nos paramos en un coche, tenía el olor de ellos, y le enseñan a mamá un arnés, que ella lo ajusta y se lo pone a Black y lo sujeta al cinturón de ese coche, ¡¡que susto, se lo levan y yo no me voy con él!! Fui corriendo a tranquilizarlo, pues tenía un poco de miedo y se sentía desconcertado, le di muchos besitos y cuando me gire vi que mamá lloraba.
Mientras íbamos al bulevar, el coche se alejaba con mi hermano, me sentía rara, yo quería ir con el pero mamá me daba tirones con la correa para seguirla, seguro que vendrá en un ratito, pero llego la noche y mamá guardo en el estudio el trasportín, así que Black no va a venir a dormir, estaba muy intranquila y cada vez que oía un ruido en la escalera me iba corriendo a la puerta de entrada de casa pero nadie se paraba ni llamaban.
Mamá sigue con su rutina, en cambio esta semana he estado muy solita durante el día, cada vez que llegaba mamá a casa por las tardes, no veáis el recibimiento que le estado haciendo, nunca me alegraba tanto de verla, pues ya han dejado de venir Alfonso y Ana al mediodía, y durante el día ya no tengo con quien jugar, menos mal que seguimos yendo al parque a jugar con mis amigos y seguimos paseando junto a Brown y sus amos, pues Alfredo nos da mucha marcha, nos hace correr y dar largos paseos.
Cuando entramos en casa enciende el ordenador y me enseña fotos nuevas de mi hermano, cada vez está más guapo y gordito y dice que ahora Black tiene una mamá y un papi que le quieren mucho y le están cuidado muy bien, ya no esta tan malito, y su otitis va mejorando, mamá me dice que un día iremos a verle, aunque me alegro que tenga una familia yo le echo mucho de menos.