Por Elsie Carbo
Con una nutrida representación de los grupos, asociaciones, activistas y protectores de animales se celebró este domingo la habitual reunión que todos los años se realiza ante la tumba de la destacada animalista norteamericana Jeannette Ryder fallecida en Cuba en el siglo pasado en conmemoración del Día del Perro.
Esta actividad se ha caracterizado en otras ocasiones por realizar una peregrinación con las mascotas desde un punto situado en un parque en el Vedado hasta el cementerio de Colón, donde se colocarían flores y se dirían algunas palabras en homenaje a la memoria de tan singular mujer, algo que se realizó con mucha emoción y fuerza, además de resaltar el papel de las muchas que día a día se sacrifican por atender a los animales desvalidos para proporcionarles un techo y un poco de dignidad, como es el caso de María y Elisa, agnegadas cuidadoras de los perros que deambulan por el propio cementerio, por mencionar solo dos.
Así se escucharon opiniones del sentir de los participantes, entre las que estaban algunas inconformidades como por ejemplo, la levedad con que se aplican sanciones a los que cometen actos de injusticia y abuso con los animales, poniéndose de ejemplo el reciente atropello inflingido a un gato en el rodeo de la Feria Agropecuaria, cuyas multas a los implicados son poco menos que risibles para tan mostruoso acontecimiento, presenciado en su mayoría por niños y jóvenes que acudieron al evento.
También se expresaron, entre otros criterios, la poca importancia que se le brinda a la labor altruista y desinteresada que realizan las protectoras cubanas, a quienes no se le reconocer ese esfuerzo por el cual no reciben remuneraciones monetarias, ni ayudas foráneas para alimentar a los animales rescatados de las calles, los cuales aumentan en la medida de que el éxodo de las familias es mayor cada día.
Ante esta situación muchos fueron de la opinión de que si se situaran lugares, que no tienen que ser especiales ni nada por el estilo, paliarían, por ejemplo, la adquisición de productos y medicamentos, les aliviaría así la carga que produce andar inventando o comprándole a los insensibles revendedores, lo que por un derecho de gratitud se le debía brindar como apoyo a los protectores, que son los que enfrentan en el dia a día de las calles, evitando que se contaminen los lugares donde transiten las personas y se fomenten enfermeddes infecciosas al botar animales muertos cerca de escuelas o centros de servicio, pero no siempre este trabajo es la cara visible de la labor de rescate o tránsito de los protectores, más bien se piensa que son las ferias de adopciones que se celebran como acontecimiento un domingo, o una vez al año, que están bien, desde luego, pero no resuelven los problemas acuciantes a los que se enfrentan diariamente los protectores en la ciudad, esto sin mencionar en las zonas rurales. Eso está claro.
El Día del perro este año coincidió felizmente con el domingo de ramos, fecha que se celebra con igual respero por la comunidad que sabe distinguir la tradición y las buenas costumbres inherentes a una sociedad cubana culta y educada, algo que se puso de manifiesto en esta peregrinación con mascotas y flores hasta el sitio donde descansan los restos de una mujer que en otra época logró vencer las dificultades y llevar adelante el embrión de un proyecto que protegería y le daría el bienestar que necesitan los animales en estos nuevos tiempos.