Cuando una persona pierde a su mascota, experimenta una situación personal de pérdida. Una pérdida que en gran medida se parece a la sensación de añoranza que siente esa misma persona cuando pierde a un ser querido. Y es que, son muchos los instantes de amistad compartidos con esa mascota. ¿Cuáles son las fases del duelo tras la muerte de un perro?
Negación
Existe un mecanismo instintivo que es aquel que te lleva a no asimilar mentalmente lo sucedido. No terminas de creerte lo que ha pasado y observas los distintos rincones de tu casa con la sensación de que tu mascota aparecerá en cualquier momento.
Pena
La pena es inevitable. Al igual que ocurre con la pérdida de un familiar, cuando una persona se despide de su mascota se queda con la sensación de todo aquello que quedó pendiente de expresar y de decir. Un vacío que, afortunadamente, se va sanando con el tiempo. Es la sensación de impotencia de no haber podido hacer nada más por salvar a ese cachorro. Es el peso de la despedida inevitable.
Malestar psicológico
Por ejemplo, algunas personas se cuestionan constantemente si hicieron todo lo correcto en los cuidados finales de su mascota, si tomaron las mejores decisiones para su bienestar. Sin embargo, aunque este pensamiento es muy habitual, conviene frenarlo.
Pérdida de alegría
En una etapa de este tipo, te sientes más apático y sin energía. Es una consecuencia natural de ese cambio personal experimentado. Y, a veces, lo que siente el afectado en esta situación es la incomprensión por parte del entorno. Quienes nunca han tenido un perro, por ejemplo, no saben qué se siente realmente tras una pérdida de este tipo.
Comprensión de la realidad
Esta es una de las fases más importantes y se produce justamente en el momento en el que la persona interioriza aquello que ha pasado, lo asimila y lo integra en el mapa de su realidad. Observando los recuerdos bonitos a pesar de la tristeza de la pérdida.
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