A ver: Pensemos con lógica:
De acuerdo al INEGI existen aproximadamente 18 millones de perros en México, de los cuales el 70% viven en la calle, significa que hay 5.4 millones de perros que viven en casas, la mitad son hembras y la mitad machos, por la curvatura normal de población solo un tercio de las hembras serían fértiles, o sea, esto significa que solo 900,000 perritas estarían en posibilidades de reproducirse, cada una en promedio tendría 8 cachorros al año, considerando que criaran en ambos estros, habría que descontar las que estén esterilizadas, las que pierden a sus cachorros y las que no quedan preñadas (que ocurre más de lo muchos creen) y tendremos que ser un poco especulativos, lo dejaremos en la mitad para fines del ejercicio mental, esto significa que hay 3, 600 000 cachorros nuevos cada año esperando ávidamente ser devorados por la industria. En realidad aquí habría que hacer un ajuste de los que resultan muertos por diversas enfermedades, vamos a ser optimistas y diremos que se reduce en solo 30%, quedando en 2 millones 500 mil cachorros.
Aquí es donde se pone morrocotudo el asunto, seguiremos especulando, leí hace poco una nota de una organización animalista que dice que de cada 4 cachorros, uno es abandonado, en porcentaje es el 25%, equivaldría a 630 mil cachorros abandonados al año.
La población de perros callejeros es de 12 millones 600 mil perros, incluye abandonados y nacidos en la calle por generaciones, si alguien sabe de estadísticas poblacionales sabrá que es imposible que una afluente de individuos que no están adaptados a un medio, prospere para incrementarse 20 veces su tamaño, al contrario, esta población se ve severamente impactada por diferentes enemigos: Enfermedades principalmente, otros perros, veneno puesto por gente desgraciada, vehículos que de manera democrática los atropellan, etc, miles de causas que contribuyen a que esa población disminuya hasta entre un 80% y un 90% aunque no hay estudios concluyentes, eso equivale a máximo 31 mil 500 perros que se incorporan a la vida callejera de manera exitosa, llegan a edad reproductiva y viven en promedio de 2 a 3 años dejando una abundante descendencia adaptada a la vida en la calle.
Ese es el punto: Adaptación. La enorme población de perros callejeros están perfectamente adaptados a la vida en la calle porque llevan miles de años viviendo a expensas de lo que generamos los humanos, ahora sabemos que pueden ser hasta 30 mil años de ello. Esta población es natural y perfectamente sana, no significa que sean deseables, ya que en algunos casos resultan nocivos y peligrosos, pero es como la población de pájaros o de mariposas.
El punto es que si dejáramos de criar perros no ayudaría en nada a disminuir esta población natural, ya que son perros que no se adaptan nada fácil a la vida que acostumbramos darle a nuestras mascotas, es como pretender tener en nuestras casas animales salvajes, se puede, pero se lleva generaciones domesticarlos. Si dejáramos de criar perros lo que pasaría es que no tendríamos más perros domésticos y la gente dependería de poder capturar uno de la calle para meterlo en su casa, lo cual en una interpretación muy rigorista de la ley de protección de fauna silvestre estaría prohibido, es el equivalente a capturar animales de vida libre y meterlos en nuestra casa.
El perro de criadero cumple una función para mucha gente, no se basa en la belleza o la estética, sino propiamente en las funciones, algunas personas quieren un perro que cuide sus casas de manera eficaz, otros quieren un perro que sea capaz de jugar todo el día con sus hijos, otras quieren un perro chiquito porque no tienen mucho espacio. Para eso fueron creadas y criadas las razas de perros, para satisfacer las necesidades de personas. Claro que los perros callejeros pueden sustraerse y cumplir este fin, pero, el problema es que solo un determinado porcentaje lo logrará, ¿a cuantas personas no conocen que adoptan un perrito pensando que será chiquito y luego crece demasiado? Teniendo que deshacerse de él por falta de espacio, o incluso la posibilidad de que el carácter del perrito adoptado no sea lo dulce que esperamos, puede que haya sufrido maltrato y resulte agresivo en situaciones inesperadas. Esto ocurre demasiado a menudo con perritos rescatados, quienes trabajamos con ellos lo sabemos.
Cada persona debería poder decidir si adopta un perro o si lo adquiere en un criadero, el problema es que las asociaciones animalistas, aunque probablemente sus intenciones son buenas, se basan en una mentira para fomentar las adopciones, la idea de que la crianza es la responsable de que existan perros callejeros es una mentira, aunque sí, es cierto, existen muchos perritos abandonados, es IMPOSIBLE que generen una población tan enorme en las calles.
Lo que es correcto sancionar severamente es el abandono, el adquirir un perrito es una responsabilidad, podrían otorgarse permisos para crianza solo a quien demuestre tener los conocimientos y recursos necesarios, y evitaríamos que esos 630 mil perritos acaben en la calle, no disminuiría la población canina callejera, pero al menos remediaríamos el triste espectáculo de ver un cachorrito que no sabe como sobrevivir solo, morir lenta y cruelmente por enfermedades, o rápidamente bajo las llantas de un camión.
¡NO AL ABANDONO!
¡SI A LA CRIANZA!