El pez es una de las mascotas más agradecidas, silenciosas y decorativas del reino animal. El primer paso que hay que dar antes de comprar tus ejemplares es decidir qué tipo es el adecuado. Para ello, hay que tener en cuenta una serie de requisitos, ya que no todos los peces son iguales. Los hay que pueden resultar demasiado frágiles y difíciles para principiantes, y, sin embargo, existen otros que pueden resultar los más adecuados si acabas de descubrir esta afición.
En primer lugar, se ha de tener en cuenta la procedencia de los animales acuáticos, porque según de dónde vengan, tolerarán un tipo de agua u otra. Es decir, si un ejemplar procede del Lago Tanganica, será capaz de sobrevivir en aguas duras y alcalinas. Así, una vez se conozca el origen de la pequeña mascota, se adaptará el agua del acuario donde vivirá a la clase de agua donde nació (blanda, dura, ácida, alcalina, etc.).
Agua, alimentación, compatibilidad
Es necesario atender a la compatibilidad de las especies; es decir, se debe averiguar si los peces que se van a comprar pueden convivir fácilmente con otras especies y cuáles son las idóneas para ello. El tamaño que es posible que alcancen, la alimentación que más les conviene, el hábitat dónde más cómodos se encuentren y los estratos de nado (si son capaces de elevarse mucho o poco) son factores muy importantes.
Sin embargo, lo principal sería construir o instalar el acuario y, después, seleccionar los peces en función de las características de éste. Es decir, los test acerca del pH y dureza, y la estructura y composición de la pecera, determinarán qué tipo de animales acuáticos son los apropiados para vivir en ella. Además de todas estas condiciones, sería conveniente aplicar una serie de consejos para evitar llevarse a casa un animal enfermo:
- En primer lugar, siempre hay que estar atento a las advertencias del vendedor o criador, y es aconsejable apuntar toda la información sobre la especie.
- Hay que observar el color del pez, y asegurarse de que no tenga puntitos blancos, lo que indicaría una enfermedad producida por parásitos.
- El agua de la pecera nunca ha de mostrar tonos amarillentos, verdes o turbios, pues en este caso, será muy posible que los peces estén medicados.
- Es necesario observar el comportamiento del pez. La aleta dorsal nunca ha de estar retraída, a excepción de los que la tienen así normalmente, como los Plecostomus y Corydoras.
- Se ha de comprobar que no se sobrepase el índice lógico de mortandad (1 ó 2 peces en cada acuario).
- Los ejemplares no han de tener el vientre hundido, porque esto puede ser debido, no sólo a una mala alimentación, sino también a una infección por parásitos internos.
- En cuanto a la respiración, ésta debe ser regular, nunca agitada.