Una frase hecha dice que el perro de Pastor Alemán "no es el primer mejor perro en nada, pero es el segundo mejor en todo". Aunque no es exacta, como todas las generalizaciones, se acerca bastante a lo real. De hecho, se pueden encontrar razas que superan al Pastor Alemán en alguna cualidad específica (algunas tienen mejor olfato, otras pueden ser más resistentes y otras pueden desenvolverse mejor en el agua), pero ninguna tiene tan gran nivel de versatilidad ni es capaz de hacer de una forma tan excelente todas las cosas que son capaces de hacer los pastores alemanes.
De hecho, el Pastor Alemán es un trabajador nato, afectuoso con la familia, excelente guardián, paciente y protector con los niños. Valentía, abnegación y fidelidad son tres virtudes que caracterizan a este magnífico perro. No en vano, es una de las razas más populares del mundo.
Historia del Pastor Alemán
Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX. Se inició entonces un programa de crianza en Alemania que dio como resultado el Pastor Alemán y se expuso por primera vez en Hannover en 1882. Fruto de cruces entre pastores de Turingia y Wurttenberg, fue creado para guarda y protección de los rebaños de carneros contra los lobos. Más tarde, tras la aparición de la Asociación de Amigos del Pastor Alemán en 1899, se inició una selección de ejemplares.
Hoy en día, el Pastor Alemán es una raza no sólo de las más queridas y admiradas por los amantes de los perros, sino que sus cualidades también le han permitido trabajar en colaboración con ejércitos y policías. De hecho, los servicios prestados durante las dos guerras mundiales le granjearon un respeto y admiración universales.
Descripción de la raza Pastor Alemán
Se trata de un animal fuerte, ágil, muy musculado y lleno de vida. Debe ser y parecer bien equilibrado, más largo que alto, de cuerpo profundo y con un contorno de curvas suaves. La altura de los machos oscila entre los 60 y los 65 centímetros y la de las hembras entre 55 y 60. En cuanto al peso, los machos deberán estar entre los 35 y los 40 kilos y las hembras entre 25 y 30.
La forma ligeramente alargada se corresponde perfectamente a su naturaleza de trotador muy resistente. Tiene una estructura enjuta, robusta y muy musculosa, con una expresión que debe denotar gran inteligencia, vivacidad y temperamento. Más en detalle, la cabeza del Pastor Alemán no debe aparentar nunca desproporción o un excesivo peso; debe tener el hocico muy potente, provisto de robusta mandíbula. Las orejas, triangulares y erectas, son de inserción alta y cuando el perro está atento, las mueve hacia adelante. Los ojos son ligeramente almendrados y de color oscuro.
Su tronco es alargado y posee un tórax bien desarrollado, adecuado para garantizar una buena oxigenación durante los esfuerzos prolongados, con una línea superior bien recta que concuerda con una grupa larga y ligeramente caída. Cola con denso pelo y de buena longitud. Los ángulos de las partes anterior y posterior, deben ser bien marcados con hombros oblicuos y muslos anchos y musculosos.
Esta constitución, con ángulos bastante cerrados le permite al perro, en sus desplazamientos, cubrir mucho espacio, es decir, tener un gran impulso de la parte posterior y un gran avance de la anterior. Por último, durante los desplazamientos, la línea superior no debe parecer nunca débil o, peor aún, caída, sino formar una unidad entre la cabeza, llevada hacia adelante y la cola, mantenida muy alta, en posición casi horizontal.
Carácter del Pastor Alemán
El Pastor Alemán debe ser accesible, tranquilo, mostrar confianza y mantener una actitud reposada pero, cuando lo exige la ocasión, debe estar alerta y ansioso. Es un animal muy valiente, alegre, obediente, equilibrado, leal y afectuoso con el dueño, además de ser un perro tolerante con los otros animales y fácilmente adiestrable.
En cuanto a su temperamento y comportamiento, el Pastor Alemán es equilibrado, con nervios firmes, seguro de sí mismo, totalmente desenvuelto y, excepto cuando está provocado, totalmente benigno; al mismo tiempo debe ser atento y fácil de entrenar. Debe poseer valor, instinto de combate y rudeza para poder ser apropiado como compañero, guardián, perro de protección, de servicio y de pastor.
Cuidados del Pastor Alemán
Hay que vigilar de forma regular su salud, sobre todo durante los primeros meses de vida, ya que son propensos a contraer enfermedades como el moquillo. El Pastor Alemán es una raza que necesita practicar ejercicio de modo continuo, por lo que las salidas al campo, playa o montaña son necesarias. Así, su fuerte musculatura se mantendrá en forma y reducirá la posibilidad de padecer atrofiamientos muy comunes en ejemplares inactivos, como puede ser la displasia de cadera.
En cuanto a su alimentación, las exigencias de mantenimiento han sido calculadas en 1650/1700 kilocalorías diarias. Aunque hay excepciones como las perras que se encuentran en estado gestante, que necesitan una cantidad aún mayor. Hay que tener cuidado con la sobrealimentación del Pastor Alemán, puesto que es una raza que posee un apetito voraz. Debe tener una dieta balanceada basada en alimento seco especial para perros, ya que puede padecer problemas gástricos que, mal tratados, degeneran en diarrea crónica.
El cepillado debe ser diario y resulta imprescindible para que el compañero, que vivirá entre 12 y quince años, conserve su pelaje brillante y hermoso.