H5N1. Dos letras y dos números que han sembrado la preocupación entre los ciudadanos españoles. La amenaza de la gripe aviar lleva resonando en nuestros oídos desde 2003, como un lejano eco asiático que por entonces se sentía a kilómetros de distancia de nuestras fronteras. Hoy, la entrada del virus es ciertamente probable debido al flujo migratorio. Sin embargo, las razones para el pánico generalizado sólo se sustentan en probabilidades mínimas, ya que los mecanismos de control van a hacerle difícil a este problema trascender los límites del ámbito puramente veterinario.
Para muchos, que la gripe aviar desencadene una pandemia obedece a un pensamiento de lo más reduccionista: las aves acuáticas silvestres se lo contagian a las especies de corral; éstas, al personal que trabaja en las explotaciones y, a partir de aquí, iríamos cayendo uno tras otro. Pero más lejos aún van aquellos que, desvirtuando la realidad hasta el máximo, concluyen que hay que quemar los edredones de pluma, que hay que dejar de comer pollo para siempre o que hay que deshacerse cuanto antes de los gatos domésticos. Y eso que las muestras analizadas hasta ahora han resultado negativas.
¿Qué es la gripe aviar?
Así pues, empecemos desde el principio. Influenza es sinónimo de gripe y ostenta el rango de virus, es decir, se caracteriza por estructura simple, por su capacidad de multiplicarse en las células vivas y por la presencia en su composición de ácidos nucleicos y proteínas. Básicamente, podríamos decir que las proteínas de envoltura de la influenza del tipo A son dos: hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N).
A su vez, estas proteínas poseen diferentes variedades que se combinan entre sí. Hasta la irrupción de la gripe como epizootia (epidemia entre animales), sólo se habían conocido en humanos combinaciones entre las variedades H1, H2, H3, N1 y N2. La gripe aviar ha revelado la existencia de dos nuevas variedades patógenas: H5 y H7. Si el H5N1 ha echo saltar las alarmas es porque éste subtipo concreto ha conseguido pasar de las aves a los humanos.
La vía de transmisión respiratoria es la más activa y la única reconocida hasta ahora. Las personas que han sido víctimas de gripe aviar guardaban un punto en común: todas había tenido reiterado contacto con aves infectadas. Aquellos que combaten la enfermedad desde la primera línea de fuego son los que más precauciones deben tomar a la hora de recoger aves muertas para su análisis. Las autoridades inciden en la necesidad de formar a los que desempeñen trabajos relacionados con el medio ambiente, por ejemplo, en parques naturales.
Igualmente, las medidas de protección deben extenderse a los propietarios de granjas menores, cazadores, excursionistas, etc.
Algete, centro de operaciones
El Laboratorio Central de Veterinaria de Algete es el centro de referencia nacional al que llegan las aves encontradas muertas. Pero éste es sólo uno de los engranajes del "Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Gripe" que, desde el Ministerio de Sanidad y en coordinación con las comunidades autónomas, lleva activo desde 2005. Este conjunto de actuaciones sigue las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Unión Europea (UE).
Por su parte, los gobiernos regionales han desarrollado programas específicos de mayor o menor envergadura atendiendo al grado de riesgo con el que hayan sido calificadas las zonas de su competencia según el Real Decreto 571/2006. Carmen Tarradas, profesora titular de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba y especialista en enfermedades infecciosas, medicina preventiva y política sanitaria, afirma que Andalucía, Aragón y determinados entornos de Levante son las zonas de especial riesgo debido a la conjunción de dos variables: "la existencia de humedales (lugares con gran presencia de agua) y la concentración de aves migratorias". Otros focos a los que se está prestando atención son las granjas, especialmente sensibles al contagio si se trata de pequeñas explotaciones al aire libre cercanas a los humedales.
El caso que conocemos más de cerca es el de la Comunidad de Madrid y su "Plan de Vigilancia y Control de la Influenza Aviar", que ha contado con una inversión extraordinaria de cuatro millones de euros. Según apunta Luis Sánchez, Director General de Agricultura y Desarrollo Rural de la CAM, a 31 de marzo de 2006, las muestras analizadas se han repartido de la siguiente forma: 3.961 análisis de aves de corral (1.160 de explotaciones avícolas profesionales y 2.801 en familiares), 584 realizados a aves silvestres y 1.092 a cadáveres. Asimismo, Sánchez añade que "en 2005, se han realizado pruebas a 1.055 aves de corral, 70 silvestres y 34 cadáveres". El resultado de las pruebas ha sido siempre el mismo: negativo.
Granjas en estado de alerta
La cría de aves de corral supone una actividad económica importante. Los protocolos de actuación han sido asimilados por los negocios volcados en la producción intensiva dentro de granjas avícolas automatizadas. Según corrobora la doctora Tarradas, "normalmente, las granjas avícolas están perfectamente equipadas y asesoradas con todos los aspectos de sanidad y bioseguridad, tanto rutinarios como en situación de alerta; no ocurre lo mismo con los criadores de aves a pequeña escala, que se encuentran un poco ajenos a todos los protocolos emitidos por las autoridades".
El protocolo encaminado a impedir la entrada del virus comienza con el encierro de las aves, pero también comprende otras medidas se seguridad aplicables durante las fases de producción abierta, tales como mallas antipájaros, el vallado de las fincas, la limpieza intensiva del equipamiento, etc. Pero la cría también constituye un negocio de subsistencia para muchas familias que, al no estar debidamente asesoradas e informadas, malinterpretan e incluso desoyen las prescripciones administrativas.
En caso de que se localizara un brote en cualquiera de estas dos clases de explotación, el destino de las aves sería el mismo: el sacrificio. La ley es taxativa al respecto: "se debe proceder al sacrificio obligatorio de todas las aves que se encuentren en la explotación afectada y de aquellas que se encuentren en explotaciones que estén relacionadas epidemológicamente", afirma Sánchez refiriéndose a aquellos ejemplares sospechosos debido al intercambio de aves, productos o materiales desde el foco infectado. Asimimo, Tarradas nos confirma los hechos, admitiendo que "las aves y sus productos serían destruidos y el bloqueo de granjas duraría 21-30 días, tras la confirmación del brote y después de las operaciones preliminares de limpieza y desinfección".
¿Y nuestras mascotas?
El gato hallado muerto en Rügen no ha sido el primero, pero sí el que más ha calado en Occidente. Alemania ha encerrado a cal y canto a los gatos domésticos alemanes, algo que no supone problema alguno, ya que la mayoría de los gatos que viven en pisos, no vuelven a pisar la calle tras su adopción como animal de compañía. A lo que no pueden dar crédito asociaciones dedicadas a la recogida de animales abandonados como Gato Feliz, es al aumento en los últimos meses del número de gatos adultos dentro de las colonias de gatos callejeros.
El pánico sin fundamento lleva a cometer graves errores, puesto que es imposible que un felino doméstico contraiga la enfermedad si el único sitio desde el que disfruta del exterior es la ventana del salón. En este sentido, la asociación GATA, confesó a facilisimo.com que han recibido muchas consultas de personas que conviven con gatos: "la desinformación puede hacer mucho daño en todos los sentidos, y en el caso de la gripe aviar, percibimos una creciente preocupación en la población debido a una información escasa y contradictoria que reciben".
Continuando con el felino de Rügen, las pesquisas apuntan que el minino falleció porque se comió un ave acuática infectada. Algo parecido ocurrió con los tigres y leopardos que murieron en Tailandia en 2004 cuando se les alimentó con pollo contaminado, y con el perro vagabundo encontrado muerto en Bakú (Azerbaiyán). El miedo vuelve a apoderarse de los más desconfiados y caen en picado las ventas de aves comestibles.
Los circuitos de comercialización españoles están sometidos a unos exámenes de calidad exhaustivos. Luis Sánchez se muestra tajante: "los controles que se llevan a cabo desde la Consejería de Sanidad y Consumo en materia de seguridad alimentaria garantizan el consumo de los productos que se ponen a la venta".
Por otra parte, el veto nacional a la importación de aves desde los países donde se han detectado brotes es permanente.
Contra el abandono, prevención
En cuanto a nuestros fieles amigos caninos y felinos, la solución es clara y se han reiterado en ella las asociaciones, instituciones y expertos consultados: los gatos no deben salir de casa y, los perros, siempre con correa, más aún cuando salgamos con ellos al campo. En estos espacios abiertos, sobre todo si existen humedales cerca, es importante que lo tengamos controlado, que evitemos que juegue a cazar pájaros y que no le dejemos beber de charcas y cursos de agua naturales.
Si nuestro can sigue una dieta casera que incluye pollo, hay que recordar que, además de la seguridad impuesta en el mercado alimenticio, el virus Influenza se altera fácilmente por la acción del calor, quedando inactivo si cocinamos la carne a temperaturas de 65-70 ºC. Un aspecto que nos tranquiliza respecto a nuestras mascotas y respecto a nosotros mismos. Tal y como ponía de manifiesto la experta Tarradas: "teniendo en cuenta nuestras costumbres culturales y la forma de comer carne de pollo, una ligera cocción del alimento asegura la destrucción completa del hipotético virus".
Como conclusión, hay que aclarar que las condiciones que tendrían que darse para que un gato o un perro contrajesen la Influenza aviar son más improbables que las que exigen otras enfermedades letales veterinarias comunes para las que un simple retraso en la desparasitación ya ofrece el blanco perfecto para su desarrollo. Y lo más importante de todo: no te plantees el abandono como una medida de prevención.
Si necesitas más información, acude a tu veterinario de confianza o, si vives en Madrid, llama en horario de 8:30 a 21:30 al 902 02 44 66, la línea de atención al ciudadano gestionada por el Área de Ganadería de la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la CAM, desde donde apelan a la tranquilidad y a seguir atendiendo a nuestras mascotas con el mismo cariño y mimo que de costumbre.