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Hay que tener en cuenta que nunca debes dar cualquier hueso al perro. Las consecuencias pueden ser fatales, desde heridas leves en la boca a perforaciones en esófago, estómago o intestinos que pueden llevar a la muerte al animal. Los huesos divierten y nutren pero no alimentan. ¿Qué significa esto? Que no puedes dar de comer única y exclusivamente huesos al perro, porque estaría muy mal alimentado y con grandes carencias nutritivas.
Entonces, ¿qué, cada cuánto y cómo dar huesos al perro?
Jamás debes dar huesos cocidos al perro. ¿Por qué? Porque es más fácil que se astillen. Tampoco debes dar los huesos crudos porque pueden tener bacterias letales. Entonces, ¿qué hacer? Escalda los huesos en agua hirviendo (solo agua, nada de condimentos como la sal) entre 1 y 3 minutos y deja que se enfríen antes de darlos al perro. De esta forma matarás los gérmenes que pudieran anidar en el hueso.
Jamás des a tu perro huesos de pollo, de espinazo o de costillar. No vale la pena que juegues a la ruleta rusa. Muchos me dicen: “Pues yo siempre le he dado y nunca le ha pasado nada” Y, ¿a qué esperas? ¿A que sea demasiado tarde y tengas un incidente con tu perro para dejar de darle?
Puedes darle huesos de rodilla, osobuco, garrón o fémur en trozos grandes. Y siempre, bajo tu vigilancia.
Ofrece un hueso como si de un juguete se tratara. Se divertirá y se entretendrá pero debes dárselo no como comida principal sino como un snack o golosina. No hace falta que le des un hueso diario. Observa que tu perro no vomita o haces heces con sangre, ha perdido las ganas de comer o está muy estreñido y le es difícil hacer sus deposiciones. Si observas estos síntomas en tu perro, puede que algún hueso haya hecho de las suyas, por lo que debes acudir al veterinario para que le haga una buena revisión y esté fuera de peligro.
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”
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