Artículo de Sira Rumbo, tomado de El Periódico Extremadura.
La afectada con el perro agredido.
Foto: Cedida.La Audiencia Provincial de Cáceres ratifica la sentencia emitida por el Juzgado de lo Penal Número 2 de Cáceres en la que se condena a Manuel Francisco B. G. a seis meses de prisión por un delito de maltrato a animales domésticos. El juez también le inhabilita durante un año y tres meses para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y a pagar una indemnización de 2.500 euros en concepto de responsabilidad civil.
Los hechos sucedieron en mayo del 2012 cuando el acusado, Manuel Francisco B. G., mayor de edad y sin antecedentes penales computables, estaba paseando a su perro junto a su esposa por la localidad cacereña de Torreorgaz. Por la calle se encontró con Sara S. S., que caminaba con sus cuatro perros, entre ellos uno llamado Churro.
Cuando ambos se encontraron, este último animal fue a olisquear al perro del acusado y se abalanzó sobre él. Manuel Francisco B. G. intervino para separarlos "procediendo de seguido a propinar con un palo u otro instrumento contundente similar golpes al perro de Sara S. S.", aún a pesar de los requerimientos de ésta para que cesara. Los golpes terminaron por causarle al perro una lesión en la región ocular derecha que necesitó una intervención quirúrgica, "consistente en una tarsografía y en un colgajo conjuntival de 360 grados", para lo que precisó cuatro días de hospitalización.
Finalmente el animal perdió la visión en el ojo. Lo ocurrido afectó, según ha probado el juez y cita en su sentencia, al estado anímico de Sara S. S., causándole un "cuadro de trastorno adaptativo mixto por estrés, con síntomas depresivos y agorafobia".
Según indica el juez los hechos probados se basan principalmente en el informe realizado por el responsable de la clínica veterinaria en la que se atendió al perro de la afectada, ya que las versiones de la denunciante y el acusado, Manuel Francisco B. G., han sido en todo momento contradictorias.
OTRA VERSION
Así, Manuel Francisco B. G. sostiene que tras abalanzarse el perro de la denunciante contra el suyo el animal le empezó a dar muerdos en el cuello y cayeron a una zanja. El acusado asegura que "lo único" que hizo fue separarlos, "agarrándolo por el collar y por los testículos" y que incluso el perro llegó a morderle en la mano y en el brazo derecho, lesiones para las que no necesitó atención médica.