y es probable que haya algo de verdad en todas ellas.
Sabemos que las alergias son el resultado de una reacción exagerada del sistema inmune que sólo se desarrolla después de la exposición repetida a alérgenos potenciales.
Mucha gente cree que todo empezó con los no cambiar la comida de su mascota.
Ciertamente, la alimentación de su mascota debería de ser siempre misma, todo los día, año tras año, aumentarán las posibilidades de que su animal, reaccione a algún componente en el alimento.
Sin embargo, hay otros factores.
La gran mayoría de los alimentos para mascotas contienen rellenos como las papas, granos, otros almidones y fibras para ayudar a reducir el volumen de carne que se agrega a la comida.
Esto hace que los alimentos para mascotas sean más económico de producir.
Pero estos rellenos no son biológicamente adecuado para gatos y perros.
Con el tiempo crean tensión en el sistema inmune, que a su vez puede desarrollar una hipersensibilidad a ellos.
Esto es lo que conduce a una respuesta alérgica.
Emulsionantes, potenciadores del sabor, colorantes y conservantes, por no hablar de las hormonas y sustancias químicas aprobadas por la cadena alimentaria en la carne que se encuentra en los alimentos para mascotas, también puede desencadenar la intolerancia alimentaria.
Las intolerancias alimentarias pueden escalar a reacciones alérgicas sistemáticas.
Por último, pero no menos importante, la calidad de los ingredientes.
La alimentación presta, fuentes de proteína de baja calidad; por ejemplo, pezuñas, plumas, picos… tiene el potencial para iniciar una reacción alérgica en su mascota.
También sabemos que hay ingredientes alergénicos muy comúnes, que figuran en muchos alimentos comerciales para mascotas, como el maíz, el trigo, el arroz, la soja, huevos, leche, levadura, patata, remolacha y son también posibles culpables. Muchas mascotas tambien reaccionan a determinadas proteínas animales.
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