Como todos los terrier, el Bedlington Terrier tiene un instinto cazador muy fuerte. Con unos orígenes de caza de conejos y otros animales pequeños, y además un uso como perro de pelea, este animal es fuerte, testarudo, le gusta perseguir presas y sabe defenderse si es provocado.
El Bedlington Terrier necesita una buena sociabilización, en especial con otros animales. De lo contrario podría perseguir a los gatos por la calle, ¡o en la propia casa! Por no hablar de conejos, roedores e incluso pájaros. Su instinto cazador es muy fuerte. A pesar de un aspecto amigable, este es un perro que hay que saber controlar muy bien; no es recomendable para casas con otros animales, sin duda.
Otro rasgo distintivo del Bedlington es cavar. Como en sus orígenes cazaba animales de madrigura, está en su naturaleza cavar todo lo posible en busca de presas. Es bueno acondicionar un lugar para que cave cuanto quiera, como un parterre de arena o algo parecido; si no es posible, entonces hay que enseñarle a no hacerlo, pero hay que tener mucha paciencia.
También es un animal muy ladrador, lo que lo convierte en un fantástico perro de alerta. Su tamaño no es bueno para un guardián (¡aunque no será por carácter!), pero sí pueden alertar a sus dueños de cualquier problema. Pero hay que enseñarle a ladrar sólo en situaciones concretas, o los vecinos podrían darnos problemas.
Por suerte el bedlington terrier es más fácil de educar que otros perros terrier, gracias a que no es tan independiente y dominante; eso sí, hay que usar el método de las recompensas, ser muy firme y paciente, y darle mucho ejercicio para cansarlo. Nada de gritos ni golpes, porque como perro cazador que es sabe muy bien cómo volverse contra un agresor.
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Saludos,
Marcos Mendoza