Todos estos actos pueden ser indicativos de que sufrimos estrés, depresión, ansiedad, fobias o trastornos obsesivos compulsivos. La falta de bienestar, de ejercicio, físico, un espacio reducido o exceso de ruido pueden generar agitación nerviosa y desembocar en estos problemas.
Si observáis alguno de estos síntomas llevad a vuestro animal al veterinario. Allí le harán un examen exhaustivo de su comportamiento para determinar el tratamiento más adecuado para él, que en la mayoría de los casos es una terapia de comportamiento. Sólo en último extremo se precisará medicación y en todos los casos será supervisada y recetada por un médico veterinario.
Pero como digo, es un último recurso y si podemos evitarlo con terapias de conducta, lo evitaremos. Ya sabéis, hacedle la vida feliz a vuestro animalillo. Mejor prevenir que curar.