La leyenda del gato Birmano toma forma gracias a su increíble coloración:
Cientos de años atrás, la gente que habitaba en Khmer (Camboya), construyó el Templo de Lao-Tsun en el cual se adoraba a la Diosa dorada con ojos color azul zafiro Tsun-Kyan-Kse. Un sacerdote muy querido llamado Mun-Ha, solía arrodillarse en meditación frente a la diosa acompañado de Sinh, un hermoso gato blanco del templo (en ese templo vivían muchos gatos blancos), el cual también observaba a la bella diosa. Una noche, el templo fue atacado por rebeldes y Mun-Ha fue asesinado. Cuando Mun-ha murió, Sinh colocó sus patas sobre el cuerpo de su amado sacerdote y miró a la diosa directamente a los ojos. Al hacer esto, el pelo de todo su cuerpo se tornó de color dorado y sus amarillos ojos se convirtieron en azules zafiro como los de la diosa. Sus cuatro patas tomaron el color de la tierra pero justo las patas, las que quedaron sobre el cuerpo inerte de su humano se pusieron blancas en señal de pureza.
A la mañana siguiente, los otros cien gatos blancos del templo eran tan dorados como Sinh, el cual no abandonó el trono sagrado hasta su muerte 7 días después, cuando llevó el alma de su humano hasta el paraíso. Desde entonces, se dice que cuando muere un gato sagrado en el Templo de Lao-Tsun, el alma de un sacerdote es acompañada en su viaje al más allá.
Es en este momento que la leyenda termina y comienza la historia. El templo fue dejado en paz desde entonces hasta principios del siglo XX. Dos occidentales, Auguste Pavie y el Mayor Gordon Rusell, fueron a ayudar a los sacerdotes; después, como un gesto de agradecimiento, los sacerdotes enviaron a los dos hombres que vivían en Francia una pareja de gatos Birmanos, esto fue en 1919.
Desafortunadamente, el macho no sobrevivió el viaje por el océano, pero la hembra estaba preñada para entonces y la supervivencia de la raza en el occidente ya estaba asegurada. Los primeros pedigríes se perdieron; la raza como la conocemos y que fue reconocida en Francia en 1925 emerge de una pareja: Orloff y Xenia de Kaabaa. Pero los gatos Birmanos deberían sufrir aún más en Europa: Después de la Segunda Guerra Mundial sólo sobrevivió una pareja y les tomó muchos años recuperarse.
Características
El Birmano ideal es un gato esbelto con líneas suaves, muy ligero pero fuerte y muscular. Excelente condición física. Tiene pelo largo y sedoso, no tan grueso como el pelo del Persa y de una textura que no se enreda. El color del manto es claro, preferentemente con un toque dorado, como si se hubiera rociado con polvo de oro. Los puntos son más oscuros, similares a los Siamés y a los Persas punto de color o Himalayas. Los ojos casi redondos son azules, sus patas blancas distintivas son simétricas.