Los hay que adoran las caricias; Otros en cambio, prefieren mantener cierto espacio personal aunque, en ocasiones, elijan descansar pegados a nuestro cuerpo. Los hay más nerviosos y, en cambio, otros son más tranquilos...
Hay perros activos y deportistas que pasan el día pidiendo más y, por el contrario, hay otros tranquilotes y pachones, que prefieren un buen cojín donde pasar el tiempo. Hay perros para todos los gustos y, conocer al nuestro, es la clave para respetar su naturaleza y no crearnos falsas expectativas que, a la larga, minan la relación.
Al igual que cualquier ser vivo, el nuevo, necesita un lógico periodo de adaptación que será más o menos largo, en función del carácter del animal y de las experiencias previas que haya vivido.
Así los cachorros, suelen llegar despistados al faltarle la referencia materna, pero pronto, se acoplan a las rutinas de la casa y se sienten en su salsa. Sin embargo, es importante no perder de vista que los cachorros, irán manifestando su carácter a medida que crezcan y, no debe extrañarnos que el adorable cachorrito que nos seguía a todos lados, vaya desapegándose en favor de otras actividades (correr, explorar, cazar los juguetes..) sin que ello signifique que no siga siendo un animal cariñoso o sociable. Lo que ocurre es que, al madurar, va asentando carácter y gustos en función de su carga genética y de lo que haya experimentado durante la etapa de cachorro. De ahí la importancia de una buena base.
Hay cosas importantes a trabajar durante la etapa de cachorro como el tema de las mordidas. Los peques juegan mordisqueando y cazando todo lo que se mueve (incluidas manos y pies) por lo que, es importante moldear este tipo de juego, ofreciendo sustitutos adecuados al como juguetes para que pueda dar rienda suelta a sus instintos.
En el caso de los adultos, la mayoría siguen pensando que las hembras son más cariñosas cuando, en realidad, hay machos peluches de puro mimosos. Es hora de desterrar mitos pues el carácter el animal, dependerá, en gran medida, de su historia anterior y de nuestra disposición para entenderlo y respetarlo. Cuando llega a casa, da igual que sea macho o hembra, es necesario dejarlo en un lugar donde pueda sentirse seguro y que tenga tiempo para ir estudiando los nuevos olores, las rutinas y los sonidos que van a formar parte de su vida a partir de ese momento.
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