El juego es uno de los vehículos más importantes para el aprendizaje durante el proceso madurativo de los animales. Por ello, en las especies sociales, como es el caso de los perros, influye en gran parte en su nivel de bienestar.
Por parte de las personas, la motivación principal a la hora de jugar con perros suele ser lúdica, pero no debería obviarse el efecto que puede tener en el bienestar del animal.
Desgraciadamente, incluso teniendo en cuenta que las dos partes se diviertan durante el desarrollo de la actividad, en muchas ocasiones acaba derivando en una disminución del bienestar del animal, en un aumento del estrés y en una mayor probabilidad de que aparezcan o se intensifiquen problemas de conducta que ya están presentes.
La intención de estas líneas es arrojar luz sobre las claves para que además de pasarlo bien durante el juego con perros, se obtenga un beneficio respecto al comportamiento de estos amigos de cuatro patas.
La salud psicoemocional de los animales es tan importante como la salud física. De hecho, una situación de estrés muy elevado, o mantenida en el tiempo, puede generar problemas de salud
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Ventajas del buen juego
Todo ha de hacerse en su justa medida. En el juego, esto se traduce en tener en cuenta parámetros como la duración, la frecuencia y la intensidad. Si no se controlan estos factores, puede producirse un grave deterioro en el bienestar del perro, y, por consiguiente, es muy probable que aparezcan problemas de conducta -destrozos en el domicilio, reactividad o incluso agresividad- por exceso de excitación y/o agotamiento.
Cuando practicamos el juego con perros de manera correcta, se produce un aumento del autocontrol del animal. Además, se mejora la estimulación física, lo que beneficia al estado de salud y al metabolismo. Por otra parte, se estrecha el vínculo social con los humanos, y se mejoran las habilidades de comunicación entre especies.
Para jugar correctamente con el perro, se debería utilizar esta actividad como vehículo para un buen aprendizaje, y no como una herramienta para que el animal se sobreexcite -ya que el nivel de excitación se traslada al resto de la jornada, incluso durante varios días-.
En este punto, es necesario desmentir la expresión, muchas veces escuchada, de “voy a jugar con el perro y así lo canso para que esté tranquilo”. Normalmente, cuando el propietario practica juegos con su perro con esta mentalidad, el tipo de actividad que se realiza suele conllevar un nivel de excitación muy elevado. Si jugamos a algo excitante con el perro, tendremos un perro excitado, no tranquilo.
es necesario desmentir la expresión, muchas veces escuchada, de “voy a jugar con el perro y así lo canso para que esté tranquilo”. Normalmente, cuando el propietario practica juegos con su perro con esta mentalidad, el tipo de…
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Muchos pueden pensar, además, que cuando el perro está quieto, está tranquilo. Y nada más lejos de la realidad. El perro puede estar excitado, pero superarle el nivel de agotamiento por el intenso juego y verse en la necesidad de reponer energías. El hecho de que el animal esté quieto no siempre es sinónimo de que tenga un nivel de estrés bajo.
¿Cómo jugar con perros?
Es importante mantener niveles de excitación moderados. Por ejemplo, es recomendable que los juegos de tirar la pelota al perro no sean desmesurados: el lanzamiento del objeto tendría que ser a una distancia próxima, motivar al perro para que la traiga, o incluso pedirle un “sentado”, un “tumbado”, “la patita” o cualquier comportamiento que ya conozca. Si está tranquilo, podrá entender la petición y realizar el comportamiento.
Este es un buen medidor del nivel de excitación del perro, ya que si es demasiado alto ni siquiera será capaz de sentarse cuando se lo pidamos o tardará en comprender la orden. Así, si moderamos la intensidad, motivamos al animal a que se regule emocionalmente y a que aprenda a relajarse.
Es importante recordar en este punto que no todos los juegos con perros tienen por qué ser físicos, también es importante que sean cognitivos. En este sentido, se puede interactuar con el perro de manera pasiva, es decir, dejándole un reto para que lo resuelva. Este aspecto cobra especial importancia en cachorros, debido a su necesidad de cubrir la conducta exploratoria propia de edades tempranas.
10 claves para el correcto juego con perros
Mantener un nivel de excitación moderado
Tiempos de juego no muy largos (es recomendable que si jugamos más de diez minutos deberíamos intercalar descansos de unos dos minutos)
No jugar más de una hora
Dar descansos de varios días después de una actividad de juego intensa o una competición
Incrementar y disminuir la intensidad del juego progresivamente
Parar o disminuir la intensidad del juego si el perro ladra
Utilizar no sólo la estimulación física, sino también la cognitiva
Implicar el uso del olfato en algunos juegos
Estructurar el juego en una rutina fija, siempre a la misma hora, si queremos usar el juego con medidas terapéuticas
Fijarse en el lenguaje corporal del animal, las llamadas “señales de calma”.