Por Elsie Carbó
ecarbo@enet.cu
Es que de vida se trata, no precisamente de religión o creencias, es sobre la vida en su más amplia esencia, esa que tenemos que cuidar y salvar a toda costa, y sin que nadie se sienta trastornado o aludido por tocar un tema que a todas luces no se quiere enfocar como se debiera, con todos sus pro y sus contras, duélale a quien le duela, pero pienso que no se se hace por por distintas razones, y una de ellas tal vez es para no entrar en contradicciones con los grupos religiosos.
Hace poco un medio digital publicó una demanda de ciudadanos cubanos que piden que dejen de tirar los cuerpos de animales muertos en sacrificios rituales en las playas donde se bañan nuestros niños, y no solo se referían a los animales podridossino que también se mencionaban otras ofrendas como las frutas u otros desperdicios en descomposición que representan un alto índice de contaminanción del medio ambiente.
Por lo nocivo que son para la salud estos detritos en putrefacción que provienen de ofrendas religiosas encaminadas a satisfacer las deidades de los distintos panteones litútgicos que operan en el país es que exigían que se tomen las medidas necesarias para terminar con estos espectáculos sociales que no solo tienen escenario en las playas, y esto lo digo yo ahora pues sucede que ocurren en cualquier sitio de la ciudad, donde solo basta que haya una ceiba, o un árbol que se asemeje, un placer entre edificios abandonado y sucio, al descubierto, un cesped como los de la Avenida de Boyeros, o simplemente en las aceras de nuestras casas siempre que estén ubicadas en esquinas... por aquello de las cuatro esquinas..., que los orichas son muy exigentes en eso, aunque pueden haber más sitios privilegiados para lanzar conjunros y jabas con mondongos podridos de infelices criaturas que no tienen nada que ver con invocaciones o ruegos...
Entre otras cosas plantea el artículo que los grupos que se dedican a la limpieza de playas y costas ya están cansados de sanear semanalmente estos sitios que son de la preferencia del público por su cercanía a los lugares de residencia, pero que debido a estas suciedades y contaminantes ya dejan de ser lugares recreativos para convertirse en un reservorio de bacterias y virus algunas veces hasta letales para el organismo.
Desde hace algunos años visito la playa de Bacuranao y he podido ver cómo se deteriora la zona de playa donde confluyen el río y el mar por la excesiva contaminación que dejan las tripas o las cabezas de chivos, patos, pollos o jicoteas que navegan sin rumbo o se quedan varados en la orillas durante días y semanas con sus emanaciones insoportables, que hacen a los turistas estornudar y alejarse del lugar.
Y yo me pregunto, porqué nunca se han tomado médidas drásticas hacia estos actos que no tienen nada de inocentes o litúrgicos cuando en el fondo se sabe que ya existen congregaciones Yorubas que están por los rituales sin sacrificio de animales?. El gobierno y las instituciones que velan por la tranquilidd ciudadana acaso se hacen de la vista gorda ante estos escenarios que afectan a la ciudadanía y ponen en peligro la salud humana? En la esquina de Conill y Boyeros existe una parcela libre con árboles y suficiente espacio donde los niños van a jugar y como es natural en ellos se revuelcan y retozan en la tierra y en la yerba, donde precisamente ahí ciertos practicantes religiosos vierten los detritos de sus cadáveres con total impunidad, esos restos por supuesto se descomponen durante días y semanas hasta que la tierra los absorba porque, la noticia es que nadie se atreve a tocarlos. Tiene sentido o lógica esto en un pueblo que se dice culto? Creo que el retroceso en la sociedad es totalmente evidente, y no dudo de que aún a los niños haya que volver a meterles miedo con aquello de que si no te portas bien el brujo te va a llevar... Lo otro sería hablar del medio ambiente y su cuidado pero mejor lo postergamos.