En la actualidad, estamos cansados de ver imágenes y vídeos de animales bailando, cantando, disfrazados... Muchos dueños tratan a sus mascotas como si fueran seres humanos.
Según Pilar Conde, psicóloga y directora de Clínicas Origen: "no es que el cariño por nuestros perros y gatos haya aumentado en las últimas décadas, sino que la posibilidad de exhibirlo en las redes sociales lo ha convertido en viral".
El término Petophilia no está, aún, recogido en los manuales de trastornos mentales. Pero vosotros, ¿creéis que deberían incluirlo? ¿pensáis que, a veces, el amor por nuestras mascotas se nos va de las manos?
Por ejemplo, en EEUU, encontramos varios Hoteles D Pet. Son alojamientos de lujo para perros que cuentan con gimnasio, spa, parques, comidas especiales... Cuestan 200 dólares la noche y los propios hoteles se pueden encargar de recoger a las mascotas en coches de lujo (Ferrari, Porsche...).
#ICYMI: Luxury dog facility @DPetHotels coming to Oak Hill Plaza this April:https://t.co/A1BFqxRDZ2 pic.twitter.com/CPYymj5z4C
— Community Impact SWA (@impactnews_swa) 25 de febrero de 2017
Cruisin' with Mr. Poo this #MemorialDay...have a happy one!! #dog #nyc pic.twitter.com/fjdOcPTF
— D Pet Hotels-Chelsea (@DPH_Chelsea) 28 de mayo de 2012
Para la psicóloga Pilar Conde este exceso de cariño puede ser causado por dos factores:
1. La necesidad de un amor incondicional: muchas veces, los dueños cuidan y protegen en exceso a sus mascotas, para cubrir necesidades que no pueden satisfacer en su propio entorno. Por eso, les tratan como semejantes.
2. La proyección de nuestras necesidades como mecanismo de defensa: es decir, transferimos a los animales ese deseo de sentirnos protegidos.
Pero ¿cuándo se considera que hay un trastorno?
Se habla de trastorno si este apego afecta o deteriora otras áreas fundamentales de la vida del individuo: social, laboral, académica... En el resto de casos, simplemente hablamos de un amor excesivo producido por una firme creencia en el respeto y la ética hacia los animales.
¿Qué opináis? ¿Deberían reconocer la Petophilia como una nueva patología?