En numerosas ocasiones, me encuentro barbaridades en las numerosas consultas que me hacen los usuarios. Muchas veces doy por sentado cosas que se dan por lógicas, sin embargo, he agrupado en 10, las preguntas que más me han indignado estos últimos meses y, por tanto, podríamos decir las irresponsabilidades más comunes en propietarios de perros.
1. Las relacionadas con la salud física del perro. Hace dos días me llegó este email (copio y pego): “Hace dos días mi perro de 3 años y medio fue atropellado por un auto y no quiere comer, ni beber y ni se levanta de la cama. Siento que va a morir. ¿Qué puedo hacer?” Es obvio que mi respuesta es llevarlo urgentemente al veterinario, sin embargo, me pregunto: ¿Por qué esta persona no lo hace? Mi lógica me dice que en el momento del atropello se lleva al perro inmediatamente al veterinario. Aunque visiblemente no tenga nada, ¿quién nos dice que por dentro no tenga algún órgano dañado? Por favor, ante cualquier duda sobre posible dolor o sufrimiento del perro, el veterinario es el mejor aliado: ni buscar en Internet, ni esperar una respuesta de nadie ni esperar a que obre un milagro con el perro.
2. Tener jardín, y por ello, no sacar al perro. Esto es tan simple, como ponerse en el lugar del perro. Si a ti, como propietario de perro te hicieran lo mismo, y durante toda tu vida estuvieras confinado en un jardín o en una finca de 10.000 hectáreas… ¿te gustaría?. Hay que tener claro que el perro es un animal muy social, y que es nuestra responsabilidad sacarlo a pasear, a relacionarse con otros perros y personas, a que huela nuevos aromas, a que explore nuevos territorios, a que haga otro ejercicio que el de estar dando vueltas por los mismos sitios, etc. Si no lo hacemos, nuestro perro mostrará claros síntomas de ansiedad: ladrará en exceso, tendrá apatía continua, aullará, se escapará de casa en cuanto pueda, etc.
3. Adoptar un cachorro y cansarse de él a los dos días. Esto pasa en la mayoría de las adopciones: se adopta un cachorro y como se dan cuenta de que es un ser vivo y que se orina por todo, a lo mejor se come sus heces, muerde todo lo que pilla, etc. se devuelve, se abandona o se sacrifica. Es la lacra de esta sociedad: el uso de los animales como si fueran mercancía, como si fueran seres inertes que ni sienten ni padecen. Hay que adoptar con amor, pero sobre todo, con responsabilidad. Sabiendo de antemano que nos va a suponer un esfuerzo de educación, paciencia y perseverancia. De lo contrario, mejor comprar un peluche.
4. No tener tiempo para el perro. El perro necesita tiempo: es un ser que va a depender totalmente de nosotros. Hay que alimentarlo, cuidarlo, llevarlo al veterinario, pasearlo diariamente, jugar con él, interactuar con él,… igual, igual que si fuera otro miembro de la familia. Porque sencillamente, lo es. No podemos adoptar un perro y tenerlo más de 8 horas solo, o bajarlo a la calle solo para hacer pipí y volver a casa… ¡Ponte en su lugar!
5. Ser incívico. Por culpa de muchos propietarios, los perros son odiados por mucha gente: porque se encuentran heces por todos lados, porque encuentran rincones empapados de orina con el olor que aquello desprende, porque los llevan sin correa y muchas veces se tiran a las bicis, porque los dejan encerrados en balcones y se pasan el día ladrando… Un poco de civismo, por favor.
6. No esterilizar a la perra. Es una irresponsabilidad tremenda. Descartemos el mito de que hay que hacerla criar por lo menos una vez en la vida, descartemos aquello de que es antinatural, descartemos aquello de que lo va a pasar mal o de que va engordar… ¿hola? Las únicas perras que deberían criar son las de criaderos profesionales. La esterilización son todo ventajas: previene enfermedades, previene embarazos psicológicos, previene embarazos no deseados, y sobretodo, previene el sacrificio de miles y miles de perros y cachorros sin hogar que han estado esperando una oportunidad.
7. Adoptar una raza “porque me gusta”. Recordemos que los perros no son una mercancía. La mayoría de personas adopta una raza por capricho. Mira este email: “Te escribo desesperada con mi Schnauzer. No sé qué hacer ya con ella. He cogido un poco de depresión y todo porque llevaba muchísimos años tras esta raza de la que llevaba enamorada desde pequeña, pero ¿puede que esté loca? No para en todo el día, no me hace nada de caso, lo rompe todo: he tenido que cambiar el sofá, me ha roto la alfombra, rasgado la puerta, no quiero deshacerme de ella pero me supera, realmente me supera. Yo no sabía que un perro era esto.” Tras hablar con ella, quedó claro que esta persona tenía una vida muy sedentaria y había escogido una raza muy activa. Dos caracteres confrontados que resultaba en problemas de ansiedad por ambas partes. La raza de este perro no era para ella. Entonces, una de las mayores irresponsabilidades es escoger la raza por capricho, sin tener en cuenta, cómo es esta raza y qué nivel de actividad física requiere.
8. Educar al perro por inercia. La mayoría de gente se piensa que educar a un perro es fácil. Y lo es, pero si se sabe cómo. Y las consultas que más me molestan y me duelen son las que me sueltan: “mira que le pego, pero no hay manera“. Los propietarios utilizan la educación humana, en la que muchos utilizan la violencia para ello, en vez de la educación canina. Ser humano y perro son dos especies muy diferentes, que requieren de la aplicación de una psicología diferente. No nos esforcemos en educar según nuestras convicciones o creencias porque no lograremos ni buenos resultados ni un perro feliz.
9. Cumplir con los mínimos requisitos legales. Dar de alta el perro en le censo, cumplir con las vacunas, ponerle el chip, colocarle una plaquita en el collar… Nos ahorraremos que, si nuestro perro se perdiera, se pierda para siempre. Con el chip y la plaquita nos podrán localizar rápidamente.
10. “Si solo es un perro”. Esta afirmación me enciende y me insulta. Solo es un perro. Pues menos mal que solo es un perro. Y si es solo un perro, ¿para qué tienes perro?. Si no sabes ni quieres ser responsable con el perro, no tengas perro. Si cada propietario de perro supiera los sentimientos que llega a tener un perro, ni se le pasaría por la cabeza soltar esta frase. El respeto por un perro comienza mucho antes de adoptarlo: empapándose de información sobre sus necesidades.
Y muchos de los que tengáis perros estaréis de acuerdo conmigo en que se puede vivir sin perro, pero no vale la pena.
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino "Cómo Educar a un Cachorro"
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