Chernóbil se ha convertido a día de hoy en un destino turístico para muchos viajeros. El morbo de conocer cómo una ciudad en la que vivían más de 14.000 habitantes quedó desierta tras el accidente nuclear y ha sido invadida por la naturaleza tras más de 30 años de abandono es una buena excusa para visitarla. Chernóbil fue uno de las mayores desastres ambientales de la historia.
Hoy en día unas 700 personas han sido capaces de volver a la ciudad para hacer una vida normal, sin embargo, toda la naturaleza fue afectada por la radiación, tanto así, que muchos animales y plantas han sido encontrados con mutaciones que han sido estudiadas por numerosos científicos.
Los turistas que visitan la ciudad de Chernóbil pueden hacerlo con total tranquilidad pero tomando precauciones, ya que muchos de los objetos, plantas y animales aún pueden seguir teniendo radiación que puede impactar en la salud de quien tenga contacto con ellos.
Y es el caso de los perros de Chernóbil, los descendientes de aquellos perros que sufrieron el accidente nuclear en primer plano vagan por las calles de Chernóbil siendo rechazados por cualquier humano: viven en absoluta soledad y rechazo el contacto humano debido al peligro radioactivo que tienen.
Cuando sucedió el accidente, evacuaron solo a las personas y prohibieron que se llevaron con ellos sus mascotas. El ejército volvió días después para acribillarlos a balazos con tal de evitar que sobrepasaran los límites de seguridad, pudiendo suponer un peligro para los lugareños que vivían cerca de la central. Pero no pudieron con todos.
30 años más tarde, hay una multitud enorme de perros callejeros en Chernóbil desnutridos, siendo pasto de ataques de animales salvajes que les contagian la rabia y viviendo ajenos al resto del mundo.
A nosotros personalmente, nos rompe el corazón ver estas imágenes. Cachorros y adultos con ganas de ser acariciados por humanos y que son repudiados por el peligro que nosotros los humanos les hemos provocado.
Afortunadamente, siempre hay asociaciones animalistas dispuestas a echar una mano. Clean Futures Fundation tiene entre muchos proyectos, el de ayudar a los perros de Chernóbil: les dan de comer, los vacunan, esterilizan e intentan ayudar en la medida de lo posible. Lo hacen gracias a la ayuda de donaciones voluntarias.
Y es que si hay culpables, desde luego, no lo son ellos.