Fecha: 11 de julio 2011
Un tercio de las especies de tiburones están en la actualidad en peligro de extinción. Otras, ya se han extinguido.
La principal causa del declive poblacional de los tiburones es la pesca indiscriminada con fines económicos. Los tiburones se pescan alrededor del mundo por sus dientes, para hacer joyas; por sus mandíbulas- extraño recuerdo para los turistas; por su pie-, para hacer carteras y cinturones; por sus aletas,-para hacer sopa; por su hígado, para obtener aceites para la piel o por su cartílago para fabricar cápsulas “medicinales”.
Uno de los métodos de pesca quizás más crueles es el llamado “shark finning” o “aleteo”, consistente en cortar la aleta a cada tiburón pescado y después arrojarlo de nuevo al agua con las dificultades que supone flotar o nadar sin aleta. En general, estos tiburones acaban muertos en el fondo del océano tras haber pasado días agonizando.
Esta práctica está teóricamente prohibida en la UE pero se conceden permisos especiales para poder llevarla a cabo en algunos países y determinadas circunstancias. Desde Diciembre de 2010 esta ley está pendiente de revisión ya que los parlamentarios están dándose cuenta poco a poco de que lo más ético sería prohibir el “aleteo” totalmente.
Los tiburones tienen pocas crías, su crecimiento es lento y alcanzan la madurez sexual a la edad de 12 años, características que los hacen especialmente vulnerables a la sobrepesca y hacen más fácil su extinción. Al igual que pasa con muchas otras especies amenazadas, los tiburones juegan un papel imprescindible en su ecosistema. Por lo tanto, su extinción tendría consecuencias desastrosas para la ecología del planeta.
Casi todos los productos que se obtienen de los tiburones son de poca utilidad o fácilmente sustituibles. Es el caso de las cápsulas de cartílago de tiburón: se obtienen tras el secado y micropulverizado del propio tejido cartilaginoso del animal y se comercializan como remedio natural contra el daño articular y muscular por su alto contenido en calcio, fósforo y condroitín sulfato.
Existen centenares de comercios y tiendas on-line que venden cápsulas de cartílago de tiburón y suelen recomendar dosis de 3 cápsulas diarias durante 2-3 meses más una dosis inferior de mantenimiento pero de uso regular. Esto implica cifras desorbitadas de tiburones muertos. Se estima que una fábrica de estas cápsulas destroza cerca de 111000 tiburones al año.
Hasta el momento, no se ha publicado ningún artículo que pruebe la eficacia de estas cápsulas como antiinflamatorios pero todavía hay personas que creen en esta supuesta medicina o que las compran por moda de “productos naturales”. Hace unos años incluso llegaron a venderse como producto anticancerígeno, hasta que se demostró que era un fraude.
Fraude o no, los beneficios que se le atribuyen actualmente al cartílago de tiburón pueden obtenerse de otros productos cuyo origen no implica la masacre de ningún animal.
Los tiburones no son meros asesinos tal y como los muestran en las películas; los tiburones son seres vivos capaces de sentir y de sufrir.
Para no contribuir al sufrimiento animal y a la extinción de especies en este caso, el “granito de arena” a nivel personal es muy sencillo: no compres productos derivados del tiburón.
Fuente: http://faada.org/noticia-465