“Pues yo le he dado toda la vida leche a mi perro y no le ha pasado nada“. Seguro que muchos de vosotros me diréis esto, ¿significa eso que los lácteos son buenos? No. De hecho, los perros son incapaces de metabolizar la molécula de la lactosa presente en todos los lácteos, y en mayor o menor medida, sufrirán diarreas y/o vómitos. Si diciendo que no le ha pasado nada os referís a que no ha muerto, no me refiero a eso, me refiero que la lactosa no le sienta bien a ningún perro, y menos a cachorros cuyo sistema digestivo es tan delicado, por tanto, en caso de que quieras dar leche al cachorro, siempre adquiere la leche en tiendas especializadas para mascotas, no tomes la decisión de darle leche de vaca aunque sea rebajada con agua (ojo con los perros que sí tienen alergia a los lácteos porque entonces la situación se agrava).
Dicho esto, ¿que quieres seguir dando leche a tu perro porque nunca le ha pasado nada? Hazlo, pero ten en cuenta que es altamente indigesta y a la mínima señal de diarrea, náuseas o vomito, para. Al final las malas digestiones las sufre tu perro, por mucho que se muera por beber leche. Y si continuas dándole leche acabarás debilitando sus enzimas, lo que provocarás que a largo plazo siempre esté sufriendo de indigestiones por alimentos aparentemente sanos para él.
¿Cómo controlar los lácteos? Dando pequeñas porciones. El exceso siempre es malo, pero si le das pequeñas dosis de yogur natural, queso fresco, leche sin lactosa… no debe por qué sufrir de problemas de indigestión. Y no me refiero a que los lácteos estén presentes en la dieta alimenticia diaria, sino que esas pequeñas porciones las des eventualmente como premios.
Al final, solo tú como propietario sabrás si realmente lo que le das a tu perro le sienta bien o no. Observa las heces y saca tus propias conclusiones.
Sandra Ferrer.
Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”
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