A continuación te contamos cuáles son los pilares en los que se asienta la salud de tu perro y, si los tienes en cuenta, seguro que podrás disfrutar de él durante mucho tiempo. ¡Toma nota!
De vital importancia... Cuida su alimentación
Al igual que ocurre con las personas, uno de los factores esenciales para gozar de buena salud es el control de la alimentación. En este sentido, lo mejor que podemos hacer por nuestro perro es ofrecerle una alimentación natural y equilibrada, que le aporte todos los nutrientes que necesita para un correcto crecimiento y desarrollo.
Una calidad y cantidad de alimento apropiados, sumado al ejercicio diario, contribuirá a mantener a raya la obesidad, un mal muy extendido y muy perjudicial para el buen estado físico de nuestras mascotas.
El veterinario, su mejor aliado
Las visitas regulares a la clínica veterinaria son imprescindibles. El veterinario llevará al día el calendario de vacunaciones, nos ofrecerá los mejores métodos para combatir los parásitos, controlará el estado de su dentadura y realizará chequeos periódicos para confirmar el buen estado de salud de nuestro mejor amigo.
Es importante tener en cuenta que la detección temprana de cualquier enfermedad será determinante en su posible tratamiento y cura, por lo que nunca está de más concertar una visita al veterinario aunque nuestro perro se encuentre aparentemente bien.
¡Pasea, corre, salta!
Sea de la raza que sea y sea del tamaño que sea, el perro tiene que salir a la calle y practicar ejercicio. Y es que el buen estado de forma, un corazón sano, una musculatura y estructura ósea fuerte y robusta son, sin duda, piezas fundamentales para prevenir enfermedades.
Mantener físicamente fuerte a nuestro perro le dará años de vida y ralentizará la aparición de problemas de todo tipo: cardiovasculares, articulares, óseos, etc.
Ante todo, buena educación
Puede parecer un asunto menor, pero no lo es. La educación es básica en la salud de un perro. Y es que si nuestro mejor amigo está bien educado, será más fácil que tenga un carácter equilibrado y tendrá más seguridad en sí mismo. Todo esto contribuirá a reducir sus niveles de estrés, tan dañinos -aunque sea de manera indirecta- para la salud de los perros.
¡Sé feliz, amigo!
No hay mayor felicidad para un perro que sentirse útil, querido y protegido por su manada, es decir, por ti y tu familia. Dale todo el cariño del mundo, sácale a pasear para que se relacione con otros perros, enséñale órdenes y trucos de adiestramiento, juega con él, dedícale tu tiempo, edúcale correctamente... Y así tendrás un perro feliz.
Si además de esto, cumples con lo comentado en los puntos anteriores, entonces tendrás un amigo sano que te compensará con creces todos los esfuerzos con su vitalidad, amor y compañía.
¿Cumples todos estos requisitos?, ¿tienes algún secreto para mantener a tu perro fuerte como un roble?